sábado, 16 de julio de 2016

El verdadero 'pueblo irreductible' de "Astérix y Obelix"


No os lo vais a creer, pero sí. Supongo que os acordáis, conocéis y algunos espero que hayáis tenido el placer de leer, esos míticos cómics sobre ese indestructible pueblo en la Galia, y os sorprenderá saber, que efectivamente existió. Esa aldea francesa que trataban de conquistar los desesperados romanos una y otra vez sin éxito… es real. Los galos, el menudo Astérix y el obeso Obélix, no eran unos ‘ciclaos’ a base de esteroides y anabolizantes llamados ‘pócima mágica’ de la época… ese pueblo irreductible, que traía innumerables dolores de cabeza al mismísimo Caesar… eran españoles.

Sí, Astérix y Obélix eran españoles. Íberos o Celtíberos para ser exactos. Y como buenos españoles de pura cepa, más brutos que un arao, y probablemente con algún ‘no hay huevos’ de por medio, tuvieron que demostrar al mundo entero y a la historia universal, que a ellos no les conquistaba ‘ni su…’  Ya sabemos todos, que en esta tierra somos muy de caballo grande ande o no ande y de echarle bien de HUEVOS a la tortilla. Ese pequeño pueblo de la península ibérica trajo más problemas al entonces Imperio más grande del mundo, que todo el resto de la conquista.

Porque en España ni ‘veni, vidi, vici’ ni ostras en vinagre. Los romanos ni vieron ni vencieron, por nuestros cojones vamos, que en la tierra que estás pisando ahora mismo eramos raudos, feroces y con un par de pelotas que raspaban el suelo. Porque la pequeña Numancia, tuvo a las legiones romanas en vilo durante meses. Los romanos tuvieron que sufrir en sus propias carnes la cabezonería, la bravura y sobretodo la valentía de los que ahí habitaban antes que ellos. La población numantina no solo decidió no rendirse ante el yugo de los laureles, sino que es que decidió morir antes que entregar la ciudad al Caesar. Hasta tal punto que sus ciudadanos llegaron a alimentarse de sus compañeros difuntos ante la falta de comida y de agua debido al asedio del gran ejército del Caesar. Y así lo hicieron, murieron defendiendo su tierra.

Y es que en la imaginaria Galia sería un caso aislado… pero es que en España las cosas son como son. La gente de la ciudad de Numancia que se enfrentó a todo un Imperio, no hizo más que imitar al antiguo pueblo íbero de Sagunto, que se otorgó la misma medalla, pero esta vez, contra los temidos cartagineses liderados por el mismísimo Aníbal. Se enfrentaron al ejército que debía asolar Roma por primera vez en la historia, los soldados que cruzaron los pirineos y los alpes, uno de los generales más famosos de la historia de la humanidad, caballería, elefantes… Pues por huevos que en Sagunto ellos no entraban. La batalla más dolorosa y más longeva para el terrorífico Aníbal no fue en la península italiana… sino en un solitario pueblo íbero en el quinto… armados hasta los dientes y dispuestos a morir en sus murallas antes de entregarle a él, un cartaginés ‘de mierda’, su propia ciudad. Y efectivamente así lo hicieron. Cuando no quedó comida ni recursos para rechazar los ataques del poderoso ejército que asediaba Sagunto… sus habitantes quemaron todo lo servible y se suicidaron.

Mientras que Roma conquistó la Galia, o las tierras francesas de Astérix y Obélix, en menos de diez años; España, tierra infinitamente más reducida, aguantó cientos de años las embestidas de los ejércitos del Imperio más grande del mundo. Esa es la diferencia entre la realidad y la ficción. Mientras los franceses dibujan cómics y Hollywood se gasta millonadas en largometrajes sobre sus ‘héroes’, en España existieron de verdad. Porque es que los españoles, aunque ahora no esté de moda, lo llevamos en la sangre. Dentro de ti que me lees, está Sagunto y está Numancia. Dentro de ti, se esconden los valores más grandes que la humanidad haya conocido nunca. Los españoles eramos bravos, eramos valientes, creíamos en el honor, luchábamos por la libertad y no nos dejábamos controlar por nadie. Eramos inconformistas y estábamos dispuestos a morir por lo nuestro, por la justicia. Y… todavía quedan.

Y a alguno que otro le chirriará aquello de que llamo españoles a los pueblos de hace más de veinte siglos, a los ‘salvajes’ de los íberos. Pero es que hay otra pequeña aldea ‘gala’ en España, mucho más cercana en el tiempo que muy pocos conocen. Ese pueblo que confirma la valentía de nuestros genes. En España, hace menos de cien años, unos pocos locos defendieron el Alcázar de Toledo hasta la muerte y decidieron no rendir nunca la ciudad, pasase lo que pasase, por su honor. El general Moscardó, que defendía el castillo de la gloria de aquellos íberos, en una reducida meseta rodeada por el Tajo, habló con su propio hijo raptado por el bando contrario, que le expuso la situación. O rendía el alcázar… o sería ejecutado. ¿Queréis saber el final de la historia? Sólo diré una cosa… eran españoles.

Escrito por José Antonio María Caesar. Extraído de Sinpelosenlalengua: http://sinpelosenlalenguaweb.com/el-verdadero-pueblo-irreductible-de-asterix-y-obleix/

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