lunes, 4 de julio de 2016

La lengua castellana y el machismo


Muy buenas señores y señoras, chicas y chicos; perdón, chicos y chicas, que al parecer el femenino no puede ponerse delante. Pero bueno, alguno tiene que ir primero supongo… Negros y negras, perdón, personas de color y ‘personos’ de color, no se me vaya a tachar de racista. Judías y judíos, pero no los judiones con jamón sino los de la religión, sin faltar a los judíos de hueso ancho claro, o de gran envergadura eh, que quede claro. Homosexuales y homosexualas, travestises y transexualesas… y ya no sé ni lo que estoy diciendo. Una verdadera estupidez, ¿verdad? Pues como estamos con ésto de la ideología de género y el tema del ‘sexismo’ y del yugo patriarcal intolerante del machismo, vamos a tratar de profundizar en el tema del supuesto ‘machismo’ del castellano como lengua. Porque sí, efectivamente existe. Por supuesto.

Lo primero, destacar que ésto, sí que tiene que ver mucho con el género, lo que es el ‘género’ de verdad, el artículo que precede a cada palabra, que son eso… palabras. Puede que tenga que ver. No como la ideología de ‘género’ o la violencia de ‘género’. Los seres humanos, las personas como tales, no tenemos género, como mucho tenemos sexo. Género tiene como mucho la palabra que acoge el significado de ‘hombre’ o ‘mujer’, y su género es él o la. ¿Hasta aquí bien? Superado este error de ‘inculticia’ bestial seguimos… ah sí, lo del lenguaje.

Está de moda eso de ponerle una ‘a’ a todo oficio que se nos presente para abarcar de esta manera tanto a hombres como mujeres. La intención es buenísima. Y estoy completamente de acuerdo con ella, con la intención, ya que el castellano posee desgraciadamente detalles sexistas que echan literalmente a la mujer de nuestro habla. Pero la idea es completamente errónea. De hecho, es tan sexista como con lo que quieren acabar. Como si una ‘a’ o una ‘o’ representasen a todo un ‘sexo’. La palabra no es más que un conjunto de letras, fonemas y sonidos, que representan a algo más grande; la palabra no es nada comparado con el significado que cada uno le de. ‘Alma’ termina en ‘a’ y no tiene sexo, pero sí genero, porque es una palabra, que es el masculino. Eso no significa que solo los hombres tengan alma. Sino que simplemente se dice el ‘alma’, aunque algún tonto habrá que lo atribuya a una ideología que pretende imponerse frente a la mujer. La ‘lengua’ tiene género femenino (la palabra, los músculos no tienen género) y no por ello tienen solo lengua las mujeres, o solo tienen el don de la palabra ellas.

¿Qué quiere decir ésto? Pues que la ‘jueza’ está jodidamente mal dicho. No solo ortográficamente, sino que es un ataque a la mujer sin reparos, que fomenta la desaparición de la mujer en el castellano. Sí, lo es. ‘Juez’, aunque lo relacionemos directamente con un hombre (en el término que se refiere al sexo masculino) engloba también a una mujer. Porque hay mujeres que efectivamente son ‘juez’. Claro que sí, igual que medicos, abogados y taxistas, y no hay ningún problema en ello. El problema viene cuando uno interpreta que ‘juez’ es por narices  una persona de ‘sexo’ masculino. El problema no es que no se pueda decir ‘jueza’, el problema es que hubo un tiempo en el que no había jueces femeninos. Tiempo que ya ha terminado y que está siendo superado. El problema viene cuando tú necesitas especificar que ese ‘juez’ es mujer diciendo ‘jueza’. Porque de ahí surge la cuestión, ¿es que no pueden haber ‘jueces’ mujer? El problema no está en el castellano sino en su uso.

El uso correcto sería, en este caso, dar por hecho, que un juez también puede ser mujer. Por ejemplo, en un titular de prensa: “El juez dictó sentencia”. El juez tiene que ser por cojones un hombre. No. Porque en el párrrafo posterior reza: “El juez Pepita Pérez, tras escuchar todos los testimonios de los…” Eso crearía en nuestro cerebro el razonamiento, “coño claro, también hay jueces mujer… igual que hombres”. Eso es igualdad queridos lectores. Porque de esta manera os ponemos a la altura de todos. Porque una palabra no puede ofenderte, pero sí una persona. Son las personas las que pueden utilizar erróneamente el lenguaje desprestigiando a todo un colectivo y echando del habla a, por ejemplo, muchos trabajadores españoles. Sí. A muchas Pepita Pérez, a María, a Ana, a Lucía, a Inés, a Sandra, a Gloria, a Carmen… ¿Lo ves? En este mismo párrafo se entiende que estoy hablando a la mujer sin que por ello lo haya especificado.

¿Os habéis dado cuenta? Lectores, sois también las chicas, no hace falta especificar, nos sois menos que mis lectores masculinos… sino iguales. Porque ‘todos’ también sois vosotras, una letra no representa a un sexo por ser letra, sino por su uso. Porque las mujeres, también sois personas, y no hace falta especificarlo, o tendría que haberlo señalado… ¿personasas? Dentro de un colectivo también hay mujeres aunque el género de la palabra ‘colectivo’ sea masculino… pero no su sexo. Porque en él hay personas de ambos sexos. Y las mujeres también son ‘españoles’ y por supuesto trabajan, igual que los hombres; o al menos deberían poder hacerlo de la misma manera y tener las mismas facilidades que los hombres, como todos los ‘trabajadores’. Y de hecho… no por ser mujeres, sino porque somos todos personas. “Somos todos personas”. Tú también, Beatriz, Rocío, Celia, Leticia, Pilar, Bárbara, Mónica, Teresa…


Escrito por José Antonio María Caesar. Extraído de Sinpelosenlalengua: http://sinpelosenlalenguaweb.com/la-lengua-castellana-y-el-machismo/

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