lunes, 15 de agosto de 2016
Una guerra de un solo bando, el terrorismo islámico
Creo que sobran las presentaciones. Todos conocemos de sobra (desgraciadamente) el islamismo radical y al estado del terror y la violencia (no tiene otro nombre, no caigamos en su juego). Una de sus últimas atrocidades ha consistido en asesinar a una veintena de personas en Túnez, entre ellos dos españoles. Y, ¿sabéis que? Ni me había enterado. El día que ocurrió esta tragedia media España estaría enfrascada en otro tipo de asuntos de lo más interesantes. “Una más”, “Que horror, están locos”, “Pobrecillos, que tragedia”… Estoy seguro de que el mundo entero se llenó la boca con este tipo de frases. El verdadero problema es pensar cuáles fueron las siguientes, en que derivaron tales conversaciones…¿religión? ¿política? ¿crisis? ¿mujeres? ¿deportes? ¿otra cerveza…? Al mundo el horror y el terrorismo internacional le importa un carajo.
Así de crudo y cruel. A la mayoría de la gente ‘se la sopla’ enormemente que todos los días mueran personas inocentes a manos de radicales religiosos de las maneras más sanguinarias que a uno se le puedan ocurrir. Ahora mismo, mientras estás leyendo este artículo, hay un niño cristiano en Irak al que están arrebatando de las manos de su madre, porque han localizado una pequeña cruz en su casa. Ahora mismo mientras estás calentito en tu casa, mientras comes un jugoso plato de carne o te diviertes con tus amigos, están cortándole la cabeza a un copto por celebrar una misa ‘infiel’ con un machete oxidado y sin afilar.
¿Y conocen ustedes el perfil de terrorista de este ‘Estado Islámico’? Será un placer presentárselo, queridos humanos que ven este problema tan lejos de nuestras casas y que se sienten tan seguros. Señoras y señores les presento a un joven europeo, de 17 a 25 años, de ascendencia tal vez marroquí, siria, turca, paquistaní, iraquí… criado en Madrid, Barcelona, Londres, París… que ha estudiado en el instituto de vuestros hijos, de vuestras hermanas, que ha trabajado con tu amigo, que ha estado sentado en la butaca de tu lado en el cine, al que has dejado salir del autobús, que ha comprado pan en la panadería de tu barrio, que ha visto el fútbol con tu padre en ese bar de la esquina… Así es. Miles de chavales que se han criado en occidente, que han mamado de ‘nuestro primer mundo’, de la riqueza y de la cultura europeas, han huído para alistarse, matar y morir entre las filas del ‘Estado de la Muerte’.
¿Cómo es posible? ¿Si han vivido en una sociedad que lo tiene todo? ¿Por qué nos odian tanto? ¿Educándose en Europa, por qué tanta locura? Tal vez debamos plantearnos también nuestro nivel de responsabilidad. Primero, los Estados no han movido ni un solo dedo para detener las atrocidades de estos terroristas y les han dejado crecer y expandirse por Asia y África. Casualmente se atacó el ‘reino del petróleo’, Irak, con el fin de crear un estado pacífico y combatir un terrorismo que ni siquiera existía en ese momento, en ese país. Ahora es la cuna de este movimiento cruel y sanguinario. ¿Donde estaban los Marines americanos cuando ‘Boko Haram’ secuestró a más de cien niñas, las violó, las torturó y las obligaron a convertirse al Islam? Supongo que influirá que África es el continente más pobre del mundo, y simplemente no interesa. Las grandes potencias no tienen ningún problema en pasar por encima de estos pueblos ‘débiles’ para sacar lo que necesitan, como por ejemplo el cobalto.
Y por otro lado, cómo no, los medios de comunicación. Decenas de cristianos y coptos son asesinados todos los días a manos de los radicales, simplemente por sus creencias religiosas y no aparecen en ni un solo periódico, en ni un solo noticiario, en ni una sola cadena de radio. La ideología del odio, de la envidia, del egoísmo, del terror, frente a la ideología de amar a tu enemigo como a ti mismo, tienen poco que hacer. Más cuando nadie les ayuda, cuando nadie grita por ellos, cuando nadie les defiende, cuando nadie quiere comprenderles, y ¿saben qué? son personas y seres humanos, como tú y como yo, por encima de cualquier ideal y cualquier religión. En cambio, la muerte de 11 personas de la redacción de Charlie Hebdo, fue líder de información durante más de un mes. Días después fueron decapitados una veintena de coptos ¿lo sabías? Y sí, por ser coptos. Y mientras tanto no se dejó de hablar de la libertad de expresión. ¿Saben que el terrorismo es una forma de expresarse? También es un medio de comunicación, con el terror como altavoz, para conseguir un fin. Aprovecho para decir que todas las libertades tienen sus límites, donde comienza la libertad del otro; por eso no se puede robar ni matar. Así pues, el derecho o la libertad de expresión también tiene sus límites, y para los que no la conozcan hay también una libertad preciosa que se llama la libertad de religión. Punto y aparte nadie merece morir, precisamente porque somos libres para vivir, y menos ser asesinados, para más inri por una causa injusta y llena de odio y terror.
Por eso este mundo nos necesita. Esta sociedad nos necesita. Somos los primeros que tenemos que luchar contra esta injusticia, contra el odio, contra el terror, contra la muerte, y luchar por la vida. Ya que los estados no mueven un dedo en esta guerra (no nos engañemos, lo es) en la que solo hay un bando, movámonos nosotros. Combatamos esta lucha sin sentido desde la raíz, en Europa. Debemos cambiarnos a nosotros mismos, luchar por la alegría, la felicidad, por perdonar a esas personas y pensar en qué les ha llevado a esos extremos, acogerles, y mostrarles lo bonito que puede llegar a ser este mundo de la mano de la paz y del amor. Son tus vecinos, tus trabajadores, tus alumnos, tus compañeros de trabajo… dejemos de despreciarles y de creer en falsos prejuicios. No podemos dejar que les coman el coco, ellos también son personas. Tenemos que luchar en esta guerra con el ejemplo y cambiando profundamente esta sociedad en la que vivimos.
Escrito por José Antonio María Caesar. Extraído de Sinpelosenlalengua: http://sinpelosenlalenguaweb.com/una-guerra-de-un-solo-bando-el-terrorismo-islamico/
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