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sábado, 23 de diciembre de 2017
EL RURALICIDIO ESPAÑOL DEL SIGLO XXI
Una amenaza se cierne sobre el medio rural español. Según las últimas previsiones, de los 8.125 pueblos que existen en España, 4.955 tiene menos de 1.000 habitantes y se teme lo peor para ellos, su abandono.
Con la pérdida de estos pueblos y aldeas, se perderán a su vez, quizá para siempre, vínculos y tradiciones más que centenarias. No sólo es la desolación de las ruinas en que se convertirá el caserío de estos núcleos, es el naufragio de comunidades enteras que a lo largo de los siglos hicieron su vivienda allí, con sus fiestas y sus duelos: todo un modo de vida concreto y local desaparece. Los que han muerto en esos pueblos, allí quedarán enterrados sin que apenas nadie se acuerde de ellos. Los que abandonaron la aldea, quedarán desplazados y desarraigados, serán forasteros en la ciudad a la que se trasladen y tendrán mientras vivan la nostalgia de aquel lugar donde crecieron.
Se apuntan las causas de este abandono rural. Se habla del envejecimiento demográfico, del bajo relevo generacional, de la baja natalidad y de la escasez de puestos de trabajo… Todo ello parece condenar a nuestros núcleos rurales al abandono y la extinción. Todo eso es cierto. Faltan políticas eficaces que fomenten la natalidad española y que proporcionen el trabajo en los medios rurales; pero no es la solución omitir estas medidas necesarias mediante la sustitución de nuestra población natural, trocándola con población meteca; tampoco vale mantener artificialmente el entorno rural con empleos precarios y de obsolescencia programada a través de subvenciones. La política de natalidad debe ser auspiciada por ventajas reales que favorezcan que una familia pueda ser numerosa y, para esto, hay que ofrecer empleos de calidad, garantizando una estabilidad que hoy está puesta en tela de juicio por el deterioro de los derechos laborales, ejecutado por todos los partidos políticos oficiales. No queremos limosnas de Europa que nos subvencionan para aprisionarnos, manteniendo nuestra capacidad y competitividad productiva en los parámetros que marca el mercado global.
Pero si todo eso es cierto, tampoco podemos olvidar que el desmantelamiento de los servicios básicos –que se está realizando a cencerros tapados- contribuye mucho al abandono rural. Al oriente de la provincia de Jaén (que es lo que conozco de primera mano), en plena Sierra de Segura, encontramos todavía vestigios de una población diseminada en multitud de aldeas, algunas abandonadas hace décadas y otras que están bajo la espada de Damocles: en las que todavía permanecen los vecinos, estos resisten con los servicios mínimos, siendo constreñidos cada día más a un severo detrimento de estos servicios públicos. Parece que la tendencia es concentrar los servicios en el núcleo más poblado, lo cual podría ser hasta lógico teniendo en cuenta la dispersión poblacional. Tendríamos así tal vez el esquema de una estrategia que trataría de atraer a los que todavía resisten en la aldea, para que, abandonando sus moradas, vinieran a instalarse en el municipio más “populoso” incrementando su vecindad. Pero el hecho es que el mismo municipio “populoso” sufre de los mismos achaques que sus aldeas y, por otra parte, nada asegura que los vecinos de las aldeas terminen por asentarse en el núcleo más poblado de su referencia que, a su vez, está viéndose despoblar.
Para que, en vista de la crisis rural, una presunta estrategia como esa pudiera surtir efecto habría que tener previamente dotado al “municipio de referencia” de mejores servicios. En el caso de la comarca que conozco, la multitud de aldeas esparcidas por su vasto término municipal apenas cuenta con los servicios básicos: en algunas de ellas se está desmantelando incluso el servicio de correos y no han tenido nunca ni escuela ni ambulatorio. Pero si vamos al municipio referencial de esta comarca, resulta que el hospital comarcal más próximo lo tiene, por carretera de montaña, a una distancia de 61,6 kilómetros que suponen 1 hora y 26 minutos de viaje.
Nuestro medio rural no se encuentra dotado ni mínimamente de infraestructuras básicas, como son las sanitarias. Pero, sin embargo, nos consta a todos que algunas administraciones autonómicas han llegado a construir aeropuertos a troche y moche, aeropuertos que han costado su dinero construirlos, pero que no son rentables; y, más todavía, que suponen una constante sangría económica, pues mantenerlos abiertos no cubre los gastos y “además, casi más grave que el coste anual que suponen es su deuda. Entre estas 13 infraestructuras poco útiles suman más de 750 millones de euros en créditos que, funcionen o no, habrá que pagar” (según Inés Calderón, “A España le sobran 13 aeropuertos…”, elEconomista.es) ¿Ha visto usted exigirle responsabilidades a alguno de esos que, políticos o empresarios, tuvieron la brillante idea de sembrar España de aeropuertos vacíos? Yo, no. Lo que sí he visto son ancianos y ancianas, bajo la lluvia, ir desde sus aldeas andando al ambulatorio más cercano de Pontones y a todos los que me encontré los monté en mi coche para ahorrarles la caminata, faltaría más.
Tenemos así que nuestro medio rural está desfavorecido, desatendido en lo más básico y prioritario, mientras que señores de chaqueta y corbata realizan faraónicas obras aeroportuarias con el dinero de todos, nos endeudan y se van de rositas. Y mientras, no hay hospitales, las escuelas se cierran, los carteros no vienen; pero, eso sí, la gente paga sus impuestos como paganos.
Para mantener la población en el entorno rural hay que fijar anclajes: el laboral, el familiar, el sanitario, el educativo, el de las comunicaciones, conservando a capa y espada los servicios mínimos y haciendo para que dispongan de más y mejores. Esto no lo arreglará nunca una subvención aquí y otra allí para hacernos siervos de quien nos subvenciona: esto sólo puede arreglarlo una gestión inteligente de la administración que no puede prescindir de un auténtico compromiso ético y político, local y localizado, con la realidad rural.
Y si eso no llega, nuestros pueblos serán masacrados sin efusión de sangre.
Escrito por Manuel Fernández Espinosa. Extraído de Katehon:
http://katehon.com/es/article/el-ruralicidio-espanol-del-siglo-xxi
jueves, 21 de diciembre de 2017
El manejo del odio
Estamos viviendo uno de los episodios más graves de la España contemporánea. El golpe de estado independentista en Cataluña es fruto del manejo del odio, de los supuestos agravios, durante cuarenta años.
El estado de las Autonomías sólo ha servido para que medren los que manejan el odio entre españoles, en vez de ser un instrumento para hacer llegar la Administración al último lugar de España, a los ciudadanos. En una España que ya no discriminaba particularidades o lenguas regionales, sino que las hacía suyas, por lo que nadie se sentía extraño dentro de ella, sin motivo real para aborrecerla.
En Cataluña, aprovechando el viento a favor, un pequeño porcentaje de independentistas de siempre, empezaron con el proyecto de crear una nación artificial. Al principio no llegaban al veinte por ciento de la población, juntando a los comidos por el odio y a los que se aseguraban puestos en la Administración Autonómica, pasando por encima de compañeros suyos que se dedicaban a trabajar en vez de a conspirar. Y la cúpula catalana los bendijo y se unió a ellos, mientras aprovechaban para enriquecerse con la amenaza independentista.
Han tenido cuarenta años para fomentar el odio, tergiversar la Historia, culpar de todo lo malo al resto de España. Casi medio siglo culminado con la crisis económica más grave que hemos vivido los que a día de hoy somos la mayoría de la población, y por supuesto la han aprovechado para volverla en contra de España. De esa forma han conseguido convencer para unirse a ellos a casi otro treinta por ciento de la población, engañada y formada por sus maestros de la tergiversación. Hoy son, entre los malnacidos y los abducidos, casi la mitad de la población de Cataluña, porque se les ha permitido el adoctrinamiento, la abducción, por parte de la clase política de Madrid, admitiendo barbaridades a cambio de apoyos electorales.
Los políticos de Madrid no han tenido ningún problema para gobernar en mayoría con el apoyo de los generadores de odio, hayan sido del signo político que sea. De haber tenido un mínimo Sentido de Estado, de España, hubiesen gobernado en minoría, o adelantando nuevas elecciones.
Sorprendente es que, tras dos generaciones de sometimiento a los generadores de odio, cuarenta años de aleccionamiento en el agravio a las nuevas generaciones, en Cataluña sólo hayan convencido a casi un treinta por ciento más. Que el independentismo, aunque por poco, no llegue a la mayoría. Eso sí que da idea de la unión real entre españoles. En cualquier otro país, mucho menos tiempo y muchísimo menos aleccionamiento, daba lugar a independencias en cuanto moría el dictador de turno, como pasó en Yugoslavia, Checoslovaquia, la Unión Soviética… O los casos de países cohesionados solo por un interés económico o político y puntual, casi todos los descolonizados desde el siglo XIX hasta hoy, que se han dividido tras la independencia de la metrópoli en otros varios.
Extraído de la página de RESPETO:
https://www.respeto.eu/index.php/2017/10/06/el-manejo-del-odio/
El estado de las Autonomías sólo ha servido para que medren los que manejan el odio entre españoles, en vez de ser un instrumento para hacer llegar la Administración al último lugar de España, a los ciudadanos. En una España que ya no discriminaba particularidades o lenguas regionales, sino que las hacía suyas, por lo que nadie se sentía extraño dentro de ella, sin motivo real para aborrecerla.
En Cataluña, aprovechando el viento a favor, un pequeño porcentaje de independentistas de siempre, empezaron con el proyecto de crear una nación artificial. Al principio no llegaban al veinte por ciento de la población, juntando a los comidos por el odio y a los que se aseguraban puestos en la Administración Autonómica, pasando por encima de compañeros suyos que se dedicaban a trabajar en vez de a conspirar. Y la cúpula catalana los bendijo y se unió a ellos, mientras aprovechaban para enriquecerse con la amenaza independentista.
Han tenido cuarenta años para fomentar el odio, tergiversar la Historia, culpar de todo lo malo al resto de España. Casi medio siglo culminado con la crisis económica más grave que hemos vivido los que a día de hoy somos la mayoría de la población, y por supuesto la han aprovechado para volverla en contra de España. De esa forma han conseguido convencer para unirse a ellos a casi otro treinta por ciento de la población, engañada y formada por sus maestros de la tergiversación. Hoy son, entre los malnacidos y los abducidos, casi la mitad de la población de Cataluña, porque se les ha permitido el adoctrinamiento, la abducción, por parte de la clase política de Madrid, admitiendo barbaridades a cambio de apoyos electorales.
Los políticos de Madrid no han tenido ningún problema para gobernar en mayoría con el apoyo de los generadores de odio, hayan sido del signo político que sea. De haber tenido un mínimo Sentido de Estado, de España, hubiesen gobernado en minoría, o adelantando nuevas elecciones.
Sorprendente es que, tras dos generaciones de sometimiento a los generadores de odio, cuarenta años de aleccionamiento en el agravio a las nuevas generaciones, en Cataluña sólo hayan convencido a casi un treinta por ciento más. Que el independentismo, aunque por poco, no llegue a la mayoría. Eso sí que da idea de la unión real entre españoles. En cualquier otro país, mucho menos tiempo y muchísimo menos aleccionamiento, daba lugar a independencias en cuanto moría el dictador de turno, como pasó en Yugoslavia, Checoslovaquia, la Unión Soviética… O los casos de países cohesionados solo por un interés económico o político y puntual, casi todos los descolonizados desde el siglo XIX hasta hoy, que se han dividido tras la independencia de la metrópoli en otros varios.
Extraído de la página de RESPETO:
https://www.respeto.eu/index.php/2017/10/06/el-manejo-del-odio/
miércoles, 6 de diciembre de 2017
VOX, pieza clave en las causas relacionadas contra el golpismo catalán
Javier Ortega, abogado y Secretario General de VOX, ha estado presente en el interrogatorio realizado hoy a Oriol Junqueras, el resto de exconsellers y los 'Jordis' como acusación popular durante la vista celebrada ante el Tribunal Supremo.
El Magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena ha aceptado la personación de VOX en la causa que instruye contra los exmiembros del Govern y del Parlamento de Cataluña y contra los líderes de las organizaciones civiles Asamblea Nacional Catalana y Ómnium Cultural por delitos de rebelión, secesión y malversación de fondos públicos cometidos durante el 'procés' que culminó con la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) del pasado 27 de octubre.
Javier Ortega ha declarado a los medios que en su intervención en la vista ha exigido la prisión provisional sin fianza para Oriol Junqueras, el resto de exconsellers y los 'Jordis' al entender que existe posibilidad de fuga, reiteración delictiva y posibilidad de destrucción de pruebas o manipulación de las mismas.
También ha manifestado a los periodistas que "desde VOX continuaremos toda la acusación popular hasta ver a todos los golpistas del Gobierno y de los miembros de la Mesa condenados por rebelión, sedición y por delitos de malversación de caudales públicos".
Extraído de la web de VOX:
https://www.voxespana.es/vox-pieza-clave-en-las-causas-relacionadas-contra-el-golpismo-catalan
El Magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena ha aceptado la personación de VOX en la causa que instruye contra los exmiembros del Govern y del Parlamento de Cataluña y contra los líderes de las organizaciones civiles Asamblea Nacional Catalana y Ómnium Cultural por delitos de rebelión, secesión y malversación de fondos públicos cometidos durante el 'procés' que culminó con la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) del pasado 27 de octubre.
Javier Ortega ha declarado a los medios que en su intervención en la vista ha exigido la prisión provisional sin fianza para Oriol Junqueras, el resto de exconsellers y los 'Jordis' al entender que existe posibilidad de fuga, reiteración delictiva y posibilidad de destrucción de pruebas o manipulación de las mismas.
También ha manifestado a los periodistas que "desde VOX continuaremos toda la acusación popular hasta ver a todos los golpistas del Gobierno y de los miembros de la Mesa condenados por rebelión, sedición y por delitos de malversación de caudales públicos".
Extraído de la web de VOX:
https://www.voxespana.es/vox-pieza-clave-en-las-causas-relacionadas-contra-el-golpismo-catalan
sábado, 2 de diciembre de 2017
PRENSA INDEPE: ADIOS...
LA PRENSA CATALANA, REFLEJO DEL “HUNDIMIENTO”.- Posiblemente, si el gobierno del Estado hubiera conocido la realidad del panorama de la comunicación en Cataluña se hubiera evitado aplicar el 155 y todo habría podido quedar en una pequeña reunión con los directores de los medios para que el fenómeno se deshinchara. Bastaba con amenazarles con cortar el inaudito flujo de subvenciones. Ellos mismos hubieran rectificado por iniciativa propia. Nos explicamos.
Expresada de manera directa, la tesis que sostenemos es:
1) Los medios de comunicación catalanes recibían sin excepción subsidios por parte de la Generalitat, especialmente a partir de 2010.
2) Estos subsidios condicionaban la información que presentaban a la opinión pública y daban cabida a periodistas, editorialistas, tertulianos que, o bien eran simples mercenarios o bien eran transmisores de los criterios de la gencat.
3) El papel oficialista de los medios de comunicación catalanes les había enajenado seguimiento por parte sustancial de la población y, en la práctica, se fue reduciendo cada vez más al sector independentista.
4) El hecho de que el independentismo haya distado mucho de tener “fuerza social” necesaria para sus fines, se demuestra por el hecho de que cuanto más independentista era la prensa en Cataluña, más descendían sus ventas y se restringía su difusión.
5) Tras la intervención previa de las cuentas de la gencat por parte del Estado se ha producido un vuelco en todos los medios de comunicación que hasta ese momento habían hecho el juego al proyecto independeta de la gencat.
6) En la actualidad ya no existen “medios de comunicación independentistas”, salvo en el entorno de la Corporación Catalana de Radio Televisión que sigue propinando algunas puyas de tanto en tanto (llamar a Cipollino, “presiden en el exili”).
Tratemos de explicarnos con algo más de detalle.
EL CASO DEL DIARIO “ARA”
Por ejemplo: el diario Ara. Su eslogan podría ser “nacido con el procés”. Efectivamente, vio la luz el 28 de noviembre de 2010. Venía avalado por tres periodistas “prestigiosos” en el medio nacionalista: Antoni Bassas, Mónica Terribas y Toni Soler. Su primer número apareció el 28 de noviembre de 2010 coincidiendo con las elecciones que dieron la victoria a Artur Mas. La mayoría de nombres que se fueron sumando eran “periodistas del régimen” nacidos profesionalmente durante el pujolato y que habían vivido a la sombra de la gencat a través de TV3 o de Catalunya Radio. Desde el principio el Ara se caracterizó por dos rasgos, por este orden:
- apoyo decidido al independentismo catalán y
- ser deficitario desde el primer momento, no haber dado ni un euro de beneficios.
Estos dos elementos se entienden mucho mejor si se observa su web y se ve de manera sorprendente que en la parte inferior aparece el logo de la Generalitat de Catalunya – Departamento de Presidencia. Y pensar que en Cataluña hay gente que criticaba a la “prensa del Movimiento” (hoy lo que fue redacción y rotativas de los dos diarios de la “cadena del Movimiento” franquista en Cataluña, Solidaridad Nacional y La Prensa, está ocupado en solitario por las oficinas del “depósito legal catalán”…). Así pues, a falta de lectores, quien paga el diario es la gencat.
Y a todo esto, ¿cómo va de lectores el diario. Fatal. En 2012, la edición impresa tirada 30.485 ejemplares y vendía 16.373. En 2016 la tirada se había reducido a 6.128 y apenas se vendían 2.706 ejemplares… Hoy estamos seguros de que las ventas serán aún menores. Pero es que la “edición digital” está por las 20.182 consultas diarias… que está al nivel del Ahoraleon.com o del Albacetecapital.com. Así pues, puede decirse del Ara.cat que, su influencia es minúscula y que, en la práctica, su audiencia irrelevante y apenas sirve para desviar fondos con los que alimentar a una pequeña corte mediática al servicio del único patrón real: la gencat y su proyecto independeta.
EL AVUI: CASO ÚNICO EN LA PRENSA MUNDIAL
El diario Avui, nacido en la transición, puede alardear de ser el “decano de la prensa en catalán”. En sus 40 años de existencia, siempre, absolutamente siempre, ha sido deficitario y amamantado por las ubres de la gencat que le han otorgado el favor que nunca ha gozado del público. Después de ir renqueando durante ¡40 años! el Avui terminó fusionándose con otro diario no menos patético, El Punt Diari, que arrastraba similar déficit. En 2012 El Punt Avui tiraba 34.363 ejemplares y vendía 26.513, pero cuando el proceso ya estaba en marcha, en 2016, la tirada había descendido a 24.734 y las ventas a 21.939.
Hay que decir que las “ventas” de esta prensa incluían las suscripciones que realizaban todas las oficinas de la gencat y de buena parte de los entes públicos dependientes de la institución.
LA VANGUARDIA, HACIA EL SOL QUE MAS CALIENTE
Queda por aludir a lo que durante décadas fue el “boletín interno” de CiU y una especie de “diario oficial de la gencat”, La Vanguardia. El buque insignia del conde de Godó, elevado a grande de España por Juan Carlos I, puede darse, como el Bismarck en el Atlántico Norte, por torpedeado, con el timón averiado y sin rumbo. Su caída ha revestido caracteres de tragedia griega pasando de 202.486 ejemplares de tirada y 172.263 de difusión en 2012 a 136.508 de tirada y 114.960 de difusión, lo que supone casi un 40% de pérdida de lectores en apenas cuatro años. ¿Qué ha ocurrido? Es muy sencillo de explicar: la apuesta desmesurada de La Vanguardia por la causa independeta le ha llevado a una pérdida masiva de lectores y, lo que es peor para la empresa: el que buena parte de los que quedan, son lectores de edad, habituados desde hace 60 años a leer el mismo medio y que ahora ya no se sienten en condiciones ni de tirar por la vía digital ni de cambiar de medio convencional.
Lo más sorprendente en el caso de La Vanguardia es que la pérdida mayor de lectores se ha producido en la edición en castellano (37.280 lectores menos en cuatro años), pero también han descendido los lectores de la edición en catalán (16.352 menos en el mismo plazo). Lo que indica que “unionistas” y “catalanistas moderados” han abandonado la lectura del medio decano de la prensa en Cataluña.
LOS DIARIOS “UNIONISTAS” EN CATALUÑA
Esto por lo que se refiere a los diarios del “bloque independentista”. A los del “bloque unionista” no les ha ido mejor. La diferencia es que solamente uno (El Periódico) ha recibido alguna ayuda pública de la gencat. El resto (El Mundo, el ABC, El Pais) son ediciones catalanas de diarios, originariamente madrileños. Estos diarios ha visto como descendían en todos los casos sus ventas entre 2012 y 2016: 32.552 en el caso de El Periódico, 22.671; El País, 13.409, El Mundo y 6.096 el ABC. Lo que da un total de pérdidas de lectores de 68.922 ejemplares, mientras que en el bloque independentista esta cifra se eleva a 109.143. El porqué todos han perdido es fácil de explicar:
- la prensa convencional ha ido descendiendo de tiradas a medida que avanzaba la implantación de los medios digitales y esto ha afectado a toda la prensa.
- el cansancio de la opinión pública harta de noticias sobre el “procés” que se reflejaba en la prensa diaria ha hecho que muchos lectores terminaran por inhibirse de los medios que consultaban habitualmente.
- el cierre masivo de puntos de venta de diarios, especialmente en Barcelona que hoy hace incluso difícil poder comprarlos.
- por la polarización del sector de lectores que o bien eran independentas y no querían informaciones “unionistas”: y, en este sentido, resulta claro que los unionistas han perdido menos lectores.
¿POR QUÉ LOS DIARIOS INDEPENDENTISTAS ERAN INDEPENDENTISTAS…?
La pregunta que cabría formularse es: a la vista de que la pérdida de lectores ha sido de prácticamente el doble para los diarios que se han lanzado por la pendiente “independenta”, ¿cómo es que sus directores no han advertido que estaban perdiendo audiencia y han rectificado sus planteamientos? La respuesta es igualmente simple: cuando un medio de comunicación deja de depender de las ventas, ni su dirección ni sus redactores se interesan por la calidad del producto, ni por el sentir de los lectores, sino que su trabajo se centra únicamente en contentar a la institución de la que dependen y que, a fin de cuentas, es la única que garantiza su salario: en este caso, la gencat… Así que estos medios no podían hacer otra cosa más que apoyar al independentismo promovido desde la Plaza de Sant Jaume. Elegir otra vía en estos momentos de cambio de lo convencional por lo digital y de pérdida de lectores generada por la crisis iniciada en 2008, era un salto al vacío: había pues que garantizar el salario… y esto pasaba por alabar y rendir pleitesía al enloquecido proyecto elaborado por Mas-Cipollino.
La prensa catalana fue víctima de la alucinación colectiva de la que fue presa toda la región: incluso quienes no eran partidarios del independentismo se dejaron impresionar por las altas cifras de manifestantes de los 11-S de las que alardeaba la gencat y que, inmediatamente, reproducían sus medios amamantados. Esto les reforzó en la idea de que “quizás”, “a lo mejor”, el proyecto triunfaba: por otra parte, los unionistas parecían no responder así que… ¿porqué no iba a triunfar el independentismo? Se impuso el relato de que “el Estado es débil y no tiene capacidad para reaccionar” y que “en Europa no pueden prescindir de Cataluña”. Además, no era que los directores de los medios siguieran esta línea, es que querían seguirla, porque, de triunfar, estaba claro que ellos hubieran sido sus principales beneficiarios: tendrían un salario elevado por el resto de sus días y sin preocuparse por el número de lectores, las tiradas o los índices de audiencia.
EL CHOQUE CON LA REALIDAD: ADIOS PRENSA INDEPENDETA, ADIOS
Y entonces llegó el choque con la realidad que adoptó la forma de tres números: 155. Antes, Hacienda ya había intervenido preventivamente las cuentas de la gencat. Se produjo la debacle: los medios independentas dejaron de ver como la gencat compensaba sistemáticamente sus elevados, reiterados y consuetudinarios déficits. Al Avui le fue imposible dar marcha atrás: casi el 50% de la plantilla corre en estos momentos el riesgo de verse en la calle a través de un ERE que afecta a 91 trabajadores. ¿Motivo reconocido? El descenso de publicidad institucional procedente de la gencat desde la aplicación del artículo 155.
La cosa no ha ido mejor en el Ara. Al haberse despedido del régimen de subvenciones, publicidad de la gencat y suscripciones de los departamentos de la institución, se enfrenta a la realidad de una empresa que durante siete años ha sido deficitaria y que no hay forma de rentabilidad. La salida es incorporar a un socio capitalista lo suficientemente ingenuo como para pensar que el diario puede rentabilizarse y que odie suficientemente al PP como para estar interesado en participar en la aventura. Jaume Roures tiene todos los números para quedarse un diario prácticamente deshauciado. Desde su nacimiento, la gencat ha canalizado 2,5 millones de euros en subvenciones directas al Ara constatables y probablemente cantidades similares en concepto de publicidad.
Pero lo sorprendente es constatar la actitud que han tomado todos estos medios cuando el grifo de la gencat se ha cerrado: el giro más espectacular, sin duda, ha sido el dado por el conde de Godó y por La Vanguardia, que incluso una semana después del 1-O seguía jaleando a Cipollino y daba por hecha “la república independiente de su casa”, y que, al irse despejando la situación ha dejado en la estacada a quien ya no va a poder orientar publicidad institucional. Toda su línea de mando se ha vuelto, de repente, “crítica con el independentismo”. Incluso muy crítica. Y lo han hecho sin experimentar la más mínima vergüenza, ni el menor empacho, demostrando su naturaleza de plumas mercenarias mecidas por el viento. La Vanguardia, en otro tiempo “Española”, que jaleó al franquismo a lo largo de 40 años, fue nacionalista durante el pujolato, independentista en los años patéticos del no menos patético “procés”, ahora, se vuelve hacia el “regionalismo unionista”, haciendo gala del mismo “seny” del que ha alardeado.
RADIO Y PRENSA DIGITAL INDEPENDENTISTA
El “señor conde”, tiene un problema mayor en el RAC1, hasta ahora la radio independentista de mayor audiencia. Consciente de que le va a resultar muy difícil estar en misa y repicando, su problema es quién poner al frente de la emisora que, por una parte no genere una estampida de colaboradores afectos al independentismo, de otra congraciarse de nuevo con la patronal catalana y, finalmente no perder excesiva audiencia. De momento, el cargo sigue vacante tras la dimisión de Eduard Pujol y su incorporación a la candidatura de Cipollino para las próximas elecciones. El RAC1 había puesto al “señor conde” en muchas dificultades al defender casi colectivamente la DUI. Eduard Pujol dimitió antes de ser cesado.
En lo que se refiere al Ara, el cambio de orientación fue previo al 1-O cuando resultaba evidente para algunos analistas que la aventura del “procés” estaba tocando a su fin. El diario, aparentemente independentista, no dio su apoyo a la DUI, a diferencia del Avui y fue, por ello, muy criticado en esos medios. La cosa venía de lejos. En septiembre de 2016, culminó la deserción de una decena de periodistas del Ara hacia Nació Digital, “líder del espacio digital catalán”, nuevo invento de la gencat para “hacer más ruido”. El Nació Digital fue creado en septiembre de 1995 en Vich como empresa privada, pero no hay que engañarse: la gencat es la que ha mantenido con vida a este medio (que sólo en septiembre de 2016 cobró 224.000 euros en subvenciones), seguida por Vilaweb (que le siguió con 135.000 euros, siendo ambas, arietes del “procés” en el mundo digital.
Después del 1-O y cuando la aplicación del 155 era cosa de días, los representantes de estos medios digitales se reunieron para afrontar la nueva situación: durante unos meses no podrán contar con el balón periódico de oxígeno insuflado por la gencat a cambio de sostener sus aventuras. Eso implicaba afrontar el hecho de que el período de las “vacas gordas” había concluido y de que ahora deberían contar con sus propias fuerzas (a la vista de que la empresa privada no se siente particularmente estimulada para invertir en negocios ruinosos). La asamblea de medios intentó pactar una política común. Pero no es optimismo lo que en este momento impera, sea cuál sea el resultado del 21-D.
El estado de los medios de comunicación en Cataluña es el reflejo del fracaso del procés. Pero no sólo eso: es una muestra del oportunismo, de la falta de escrúpulos morales de una prensa subsidiada y que se pone al servicio de quien tenga las llaves de la caja. Mientras el “procés” iba viento en popa, los grandes “analistas”, los “tertulianos” habituales de los cenáculos mediáticos independentistas, prestaban su apoyo interesado. Cuando los independentas han dejado de tener las llaves de la caja, todos esos medios, SIN EXCEPCIÓN, han cambiado las orientaciones de sus editoriales: donde dije digo, digo Diego…
Hemos dicho en muchas ocasiones que instituciones como el Omnium Cultural o la ANC, no existirían, ni siquiera hubieran sido fundadas, de no ser por las decenas de millones recibidos desde su comienzo mismo. El pujolato demostró que era posible generar un régimen “a la andaluza”, simplemente forjando a golpes de subsidios a franjas clientelares (que si asociaciones sardanistas, que si grups de diables y grallers, que si peñas castelleras y un largo, larguísimo etcétera). La cosa no es nueva: desde los tiempos del Conde de Güell, la cultura catalana nacionalista estuvo subvencionada, prácticamente a fondo perdido, creada en buena medida “bajo demanda”. Durante el pujolato, a pesar de la inmersión lingüística, de ganarse a las direcciones de buena parte de las casas regionales establecidas en Cataluña, después de estimular por la vía del subsidio a la rotulación de comercios en catalán y penalizar por vía de denuncia a quienes mantenían los rótulos en castellano, incluso la lengua catalana se convirtió en subsidiada… pero no logró iguales ni remotamente los niveles de utilización del castellano.
El ejemplo de la prensa catalana muestra el riesgo de operaciones de este tipo: cuando desaparecen los subsidios, desaparece también ese tipo de prensa, se reorienta, se recicla, invierte su funcionalidad… Ni la prensa subvencionada resiste el paso del tiempo, ni una cultura hinchada artificialmente supera el momento en el que se detienen o disminuyen esas subvenciones. Tal es el riesgo para la cultura catalana que en los últimos 40 años se ha orientado completamente, primero del lado del pujolismo, y luego del “procés”, constituyendo la reserva clientelar de ambos.
Extraído de InfoKrisis, escrito por Ernesto Millà:
http://infokrisis.blogia.com/2017/112501-prensa-indepe-adio....php
viernes, 27 de octubre de 2017
Prioridad Nacional - Rafael Ripoll
¡¡¡Por favor, comparte!!!
La globalización ha utilizado la inmigración para barrer todos los derechos laborales y sociales de los trabajadores españoles. Además, ha traído consigo enormes conflictos de convivencia y violencia. La delincuencia y el terrorismo se han extendido en nuestra tierra, posturas intolerantes como las islamistas son una condena para las mujeres. El paro se extiende a la vez que la inmigración. Los españoles apenas pueden acceder a ayudas. Por eso, es necesaria la Prioridad Nacional en todos los sentidos, por sentido común y supervivencia.
Voz de Rafael Ripoll, presidente del partido patriota RESPETO:
http://www.respeto.eu/
jueves, 19 de octubre de 2017
miércoles, 18 de octubre de 2017
Ernst Jünger: un espíritu libre en la era del nihilismo
Me han preguntado mil veces qué autores hay que leer para construirse una visión del mundo alternativa a la descomposición presente. Me faltan ciencia y sabiduría para contestar a esa pregunta, pero sí puedo contar qué autores me han marcado y por qué. Por supuesto, sigo buscando. Hoy: Ernst Jünger.
Vivió ciento tres años, luchó en dos guerras y escribió sin tregua. El escritor alemán Ernst Jünger es una de las figuras señeras de la literatura y del pensamiento del siglo XX. Su obra se extiende a lo largo de tres cuartos de siglo. A través de ella fue construyendo una idea original de la libertad, concebida para sobrevivir en los tiempos del triunfo del nihilismo. Para clasificar una producción tan extensa como la suya, es común hablar de cuatro grandes momentos representados por otras tantas figuras: el Soldado, el Trabajador, el Emboscado y el Anarca. ¿Qué son esas figuras? ¿De qué estamos hablando? La propia vida de Jünger nos da la respuesta.
El Soldado
Empecemos por la primera figura: el Soldado. Porque nuestro autor es, en efecto, un Soldado. Intentó serlo a los 17 años cuando se fugó (sin éxito) a la Legión Extranjera Francesa, lo fue efectivamente a los 19 por imperativos de la guerra y lo sería ya para siempre. Se alistó al estallar la primera guerra mundial como otros muchos cientos de miles. Pero la guerra se había convertido en algo inesperado: en los campos de batalla de 1914 nace la guerra moderna, las masas de fuego, las bombas letales, las nubes de gases, los aviones, los carros de combate. Bajito, delgado, sereno, Jünger se bate con valor. Es promovido a alférez. Se pone al frente de una sección de asalto –hoy diríamos un comando- con la misión penetrar en las trincheras enemigas. Será herido siete veces. Al terminar la guerra será recompensado con la máxima condecoración de la Alemania imperial: la orden “Pour le Mérite”. Jünger tenía 23 años y era un héroe nacional.
La primera guerra mundial fue para Jünger una experiencia decisiva. Allí vio nacer un mundo nuevo, forjado a fuego y sangre, entre grandes máquinas y destrucciones sin límite. Lo describió en un libro que iba a consagrarle inmediatamente como un gran narrador, Tempestades de acero, que se convertiría en testimonio de una generación:
“En el transcurso de cuatro años el fuego fue fundiendo una estirpe de guerreros cada vez más pura, cada vez más intrépida. (…) Aquello era distinto de lo que hasta aquel momento había vivido; era una iniciación, una iniciación que no sólo abría las ardientes cámaras del Horror, sino que también conducía a través de ellas (…). ¿Acaso no somos una generación plutónica que, cerrada a todos los goces del ser, trabaja en una subterránea fragua del futuro? Eso que nosotros creamos, y eso para lo que nosotros mismos hemos sido creados, sin duda se revelará mucho más tarde de lo que ahora podemos sospechar. Y tal vez seamos nosotros mismos los que más asombrados nos quedemos cuando lo veamos”.
Alemania perdió la primera guerra mundial sin haber cedido ni un palmo del propio territorio. Para muchos, la derrota fue fruto de la traición. Con el ejército en los frentes, la monarquía de Guillermo II cae bajo presiones políticas insostenibles. En el Tratado de Versalles los aliados victoriosos impondrán condiciones humillantes. Y acto seguido, la agitación bolchevique prende con fuerza en Alemania; en Baviera llega incluso a proclamarse una república soviética. ¿Qué estaba pasando? “Una puñalada por la espalda”, dirán los conservadores. Pero Jünger no lo cree así: no ha habido puñalada por la espalda; el régimen guillermino ha caído porque estaba ya fuera de tiempo; de esa derrota tiene que nacer una Alemania nueva, construida sobre la experiencia brutal de la guerra técnica.
Ernst Jünger, consagrado ya como escritor por Tempestades de Acero, empieza a participar en la vida política. En torno a él aparece algo que será llamado “nacionalismo de soldados”: son los ex combatientes los que ahora, derrotados, alientan una revolución. ¿Qué revolución? La Historia le pondrá el nombre de “revolución conservadora”: no se trata de volver a la monarquía prusiana, sino de afirmar los valores inmutables de la vida, la nación, la comunidad. Es un socialismo de soldados. Son años de una inmensa agitación: con el país arruinado por el Tratado de Versalles, comunistas y nacionalsocialistas pescan en el río revuelto de la crisis. Jünger, que es nacionalista y se siente socialista, no pescará. Antes de 1927, cuando nadie daba un duro por Hitler, había visto en el movimiento nazi una oportunidad para plasmar aquel “nacionalismo de soldados” nacido en la trinchera. Pero después de 1929, cuando la ascensión de Hitler ya es imparable, el escritor se aparta. Ha dejado el ejército. Ha reanudado sus estudios de biología. Se consagra a la escritura. Alumbra la figura del “anarquista prusiano”, siempre pensando en ese hombre nuevo que ha surgido en los cráteres de las bombas de la gran guerra. Y aquí se va perfilando la segunda Figura de Jünger: después del Soldado, que es el héroe anónimo de la guerra técnica, llega el Trabajador.
El Trabajador
Es 1932. Hay un mundo nuevo. La técnica ha triunfado. Con ella, el nihilismo se extiende por todas partes. El mundo moderno ha matado a los dioses y en su lugar aparecen unos seres nuevos: los titanes. El Trabajador es la summa filosófica de ese mundo. El hombre ha quedado reducido a mera mano de obra; apenas si cuenta. Es la misma situación que ha pintado Fritz Lang en su película Metrópolis. A no ser –piensa Jünger- que el propio hombre sea capaz de hacerse técnica: suprimir su personalidad, ese residuo sentimental, y elevarse sobre la máquina constituyéndose en un tipo humano nuevo. Así nacerá un titán. El trabajador dejará de ser un explotado, como pensaban los marxistas, para convertirse en dominador. Ese es el sentido de la Figura del Trabajador:
“La superficie de la Tierra se encuentra recubierta de cascotes de imágenes que han sido derribadas. Estamos asistiendo al espectáculo de un hundimiento que no admite otro parangón que el de las catástrofes geológicas. Sería perder el tiempo compartir el pesimismo de los destruidos o el optimismo superficial de los destructores. En un espacio del que ha quedado barrido hasta los últimos confines todo dominio real y efectivo, la voluntad de poder se halla atomizada. Sin embargo, la edad de las masas y de las fábricas representa la fragua gigantesca de las armas de un imperium que está surgiendo. Vistos desde él, todos los hundimientos aparecen como algo querido, como una preparación”.
¿Por qué Jünger no fue nazi? Goebbels en persona le propuso un acta de diputado. Su respuesta fue: “Prefiero escribir un buen verso que representar a 60.000 cretinos”. Jünger no fue nazi porque se sentía lejísimos de las disquisiciones sobre la raza y la sangre. Él tenía una idea aristocrática de la vida, y los nazis eran “burgueses en camisa parda”. No fue nazi porque mantenía un concepto primordial, elemental, de la libertad personal. Ese concepto crecerá a medida que el régimen de Hitler se afiance. Los sectores más radicales del Partido pidieron su cabeza. Hitler en persona le protegió: “Dejad en paz a Jünger”. Nadie podía permitirse tocar al héroe de guerra, al autor de la emblemática Tempestades de acero, que había marcado el espíritu de una generación –la generación del propio Hitler.
Recluido en una suerte de exilio interior, Ernst Jünger medita y sufre. No es un sufrimiento político, sino espiritual: él había creído posible edificar un mundo nuevo, más aún, un alma nueva, sobre el patrón de la técnica moderna, una técnica dominada por nuevos titanes, hombres forjados en los cráteres de las bombas. Su voluntad de poder se alzaría sobre el mundo del nihilismo. Ahora Jünger ve que ese mundo ha advenido, pero no se siente parte de él, al contrario; decide resistir con la pura potencia del espíritu. Así escribe en 1934 a su hermano, el poeta Friedrich-George:
“El periodo revolucionario en el que hemos entrado puede ser superado con fuerzas más profundas que las de la retórica, literaria o ideológica –eso se pone a prueba en nuestra sustancia. Es la hora de descubrir las cartas y mostrar lo que uno es. En una situación de griterío y de engaño, el pensamiento se hace peligroso por el simple hecho de ser justo, y los espíritus que poseen el sentido de la justa medida actúan como espejos que desvelan la nulidad del mundo de las sombras. Un pensamiento lógico, un verso límpido, una noble acción, y también el no participar en la bajeza, son hoy cosas que se yerguen como armas amenazadoras y que resultan tanto más punzantes cuanto menos se refieren al tiempo presente”.
Los peligros crecen y adoptan el color de la muerte masiva. Bajo esa impresión Jünger escribe en 1939 una obra capital: Sobre los acantilados de mármol. La historia es impresionante. Dos hermanos viven como ermitaños, entregados al estudio, en el pacífico mundo de la Marina. Súbitamente, una fuerza malvada se despierta en el territorio: el Gran Guardabosques y sus huestes aspiran al poder y todo lo derriban a su paso. La Marina se convierte en un infierno de desolación. Los dos hermanos asisten impotentes a la tragedia, no sin combatir. A la luz de las llamas, Jünger describe cómo un mundo hermoso perece bajo la violencia de la humanidad desbocada. Jünger negará siempre haber escrito los Acantilados como alegoría del nacionalsocialismo, pero los lectores del libro lo interpretaron como tal. Era 1939. Hitler estaba en la cumbre de su popularidad: Alemania prosperaba y la guerra todavía era una sombra lejana. Y sin embargo, ahí había alguien que pintaba un futuro horrendo.
El Emboscado
Soldado después de todo, Jünger es movilizado cuando Alemania invade Francia. Con el grado de capitán, el ya veterano militar (cincuenta años) pasa la frontera al frente de su compañía con el ánimo de quien va de turismo: charla con los campesinos de las poblaciones ocupadas, cuida de los tesoros artísticos –y de los buenos vinos- bajo la tormenta de fuego. Alemania está en guerra; Jünger, no. Consumada la ocupación, es adscrito al Cuartel General alemán en París. Allí no pierde el tiempo: traba amistad con Cocteau, con Picasso, con Johandeau… El Cuartel General, por otro lado, es un nido de conspiradores secretos: el ejército no es el partido.
Los años parisinos de Jünger van a dar una obra monumental: los dos primeros volúmenes de sus diarios, Radiaciones. En ellos aprendemos cosas estremecedoras. Jünger cae en una honda depresión que le lleva al borde del suicidio. Sale de ella releyendo el Antiguo Testamento. Su hijo Ernstel, movilizado, es arrestado por realizar comentarios despectivos hacia Hitler y enviado a un batallón disciplinario en Italia. Jünger hará lo imposible por salvarle. El ambiente en el ejército es cada vez más anti-hitleriano; los sectores conservadores de la Wehrmacht aspiran a derrocar a Hitler y sustituirlo por un general, un dictador que limpie Alemania y firme la paz. ¿Quién? Hay que buscarlo. Jünger es enviado al frente ruso con la misión de sondear los ánimos. Las páginas que escribe en Rusia son de una intensidad alucinante: bajo las condiciones extremas de la guerra, los mandos se han convertido en autómatas sin espíritu. No está allí el general que los conspiradores buscan. Mientras tanto, Ernstel, su hijo, muere en Carrara en circunstancias sospechosas, al parecer tiroteado por la espalda; Jünger siempre pensará que lo han matado por llamarse Jünger.
El mundo se está cayendo a pedazos y Alemania está en el centro del desastre. También empiezan a circular rumores sobre el destino de los judíos. Los conspiradores dan el paso. Un nutrido grupo de oficiales, todos ellos conservadores y cristianos, la mayoría vinculados a la nobleza prusiana, va a dar el golpe. Ya han encontrado a su general: será el mariscal Rommel. Para él escribe Jünger, en Paris, un libro que aspira a ser el manifiesto de la insurrección. Se llamará La Paz:
“Para que haya paz no basta con no querer la guerra. La paz auténtica supone coraje, un coraje superior al que se necesita en la guerra; es una expresión de trabajo espiritual, de poder espiritual. Y ese poder lo adquirimos cuando sabemos apagar dentro de nosotros el fuego rojo que allí arde y desprendernos, empezando por las cosas propias, del odio y de la división que el odio trae consigo (…) La auténtica lucha en que nos hallamos empeñados se libra de un modo cada vez más claro entre los poderes de la aniquilación y los poderes de la vida. En esta lucha los guerreros justo se alinean hombro con hombro, como antaño la vieja caballería. La paz será duradera si eso logra llegar a expresarse”.
Rommel fue el primer lector de La Paz. El libro no tardó en circular de forma clandestina. Pero el golpe fracasó: la bomba de Von Stauffenberg no mató a Hitler. Era julio de 1944. La represión será terrible. El Estado Mayor alemán en Paris es desmantelado. Jünger es obligado a regresar a casa. Volverán a pedir su cabeza, pero el viejo héroe no será inquietado. En los últimos días de la guerra recibirá el mando de un destacamento del Volksturm, las milicias de ancianos y adolescentes con las que Hitler pretendía detener la ofensiva aliada. Jünger les ordenará no disparar.
Entre los Acantilados de mármol y los Diarios de la guerra, en Jünger ha ido naciendo una nueva figura: el Emboscado. Esto no quiere decir que abandone la figura del Trabajador: siempre pensará que es la figura dominante de nuestro tiempo técnico. Pero es el interior de Jünger el que ha ido cambiando. Los grandes peligros vislumbrados en los Acantilados de mármol se han hecho realidad, y en una magnitud imprevisible. Ante la muerte de los dioses, ante el triunfo de los titanes, ¿qué lugar le queda al hombre que desee seguir siendo libre? Le queda el bosque; un bosque metafórico donde la persona, al margen de todos los sistemas, encuentra la verdadera libertad, esa que reside, como dice Jünger, “en el propio pecho”. Ese es el sentido de su ensayo La Emboscadura, de 1951:
“Se ha llegado a una concepción nueva del poder, se ha llegado a unas concentraciones de poder inmediatas, vigorosas. Para poder plantarles cara se necesita una concepción nueva de la libertad, una concepción que no puede tener nada que ver con los desvaídos conceptos que hoy van asociados a esa palabra. Esto presupone, para empezar, que uno no quiera simplemente que no lo esquilen, sino que esté dispuesto a que lo despellejen. (…) La tiranía sólo puede ser posible en aquellos sitios donde la libertad se ha domesticado y diluido en un huero concepto de sí misma”.
La posguerra no fue fácil para Jünger. Los británicos le obligaron a rellenar un cuestionario de desnazificación. Jünger rehusó y se trasladó a la zona de ocupación francesa. También ahora se le acosó, esta vez desde el lado contrario. “Dejad en paz a Jünger”, había dicho Hitler cuando las SS pidieron su cabeza; “Dejad en paz a Jünger”, dirá ahora Bertolt Brecht cuando sean los comunistas quienes la pidan. Y le dejaron en paz. Jünger pudo dedicarse a escribir y a viajar. Seguía siendo el héroe de la Gran Guerra, el escritor en el que se había reconocido una generación. Esa misma generación podría reconocerse ahora en el Emboscado. Había aparecido su novela Heliópolis, que es la versión narrativa de esa misma figura. Y Jünger multiplicará sus reflexiones sobre el contexto de la guerra fría, sobre la inminencia de un Estado Mundial, sobre el antagonismo entre dioses y titanes, incluso sobre experiencias con drogas.
El Anarca
Aún habrá una última figura en Jünger: el Anarca, que aparece en su novela Eumeswil, de 1977. El nihilismo ha triunfado. Los titanes están en su apogeo. El autor, ya octogenario, concibe un mundo en el que todo está tan regulado que la salvación sólo puede residir en uno mismo. Ahora bien, ¿qué quiere decir eso? Jünger nunca ha sido un teórico individualista; tampoco un anarquista que conspire contra el orden social. La salvación de uno mismo pasa por el dominio sobre uno mismo; ahí está la verdadera soberanía. Y su espacio no es ya la sociedad ni la política, sino la Historia o, mejor, lo que en ella hay de intemporal, de inmutable: “los carteles de propaganda pasan, pero el muro en que se han pegado permanece”.
La búsqueda de eso que permanece será la última palabra de Jünger. Su último libro, La tijera, escrito en 1989, con 95 años, es una exploración del mundo interior como instancia que se resiste al nihilismo: allá donde la tijera de la razón y de la técnica no puede cortar las cosas, ahí hay un espacio de libertad irreductible. Una de las últimas cosas que hizo Jünger, ya con más de cien años, fue convertirse a la fe católica.
Soldado hasta el final, Jünger será enterrado con honores militares, acompañado por una cohorte de viejos combatientes ataviados al estilo prusiano. Bajo su tumba yace un siglo de vida. Sobre ella, la guerra entre los dioses y los titanes continúa.
Por José Javier Esparza. Extraído de La Gaceta:
https://gaceta.es/civilizacion/ernst-junger-espiritu-libre-la-del-nihilismo-20170923-1719/
domingo, 15 de octubre de 2017
sábado, 14 de octubre de 2017
viernes, 6 de octubre de 2017
“El ejemplo de los buenos” - Pedro Varela
“El ejemplo de los buenos” (Ponencia de la conferencia de Pedro Varela en Navarra. 23.09.2017)
Pedro Varela en la cumbre del monte Alba en el valle de Baztan (Navarra) después de su conferencia del sábado día 23 de septiembre.
“Cuando hayamos oído una vez con qué desdén hablan del hombre más distinguido media docena de imbéciles. Entonces comprenderemos que atribuir mucho valor a la opinión de los hombres es hacerles demasiado honor”.
(Arthur Schopenhauer, Parerga y Paralipomena, capítulo “De lo que se representa”).
A los enemigos que toda organización posee por sí misma, debido a su esencia intrínseca —doctrina política, prestigio de sus mandos, ímpetu de sus militantes, excelencia de sus acciones— hay que sumarle aquellos que lo son por envidia o desidia, incapacidad y egoísmo… „Humano, demasiado humano“ diría el filósofo.
Entre estos podemos hallar un tipo de enemigo característico, nada despreciable y constituido en no pocas ocasiones por viejos conocidos, que se atrincheran en la no acción, excusándose en el „no haya nada que hacer“. Se trata de aquellos que debido a su impotencia frente al trabajo, y carentes de fuerza de voluntad para hacer algo interesante, recurren a la forma más cómoda de justificarse a sí mismos: la excusa de la necesaria seguridad y la crítica. Con ello pretenden disimular precisamente su incapacidad para toda acción creativa o simplemente positiva. Con una absoluta falta de escrúpulos crean un tercer frente, capaz de corroer la moral de lucha de las fuerzas en presencia. Es necesario poseer una conciencia firme de lo que somos y lo que pretendemos para evitar caer en sus desmoralizadoras redes.
Remitiéndonos a Schopenhauer y a su genial Parerga y Paralipomena, no deberíamos atribuir mucho valor a estas gentes, que si de algo carecen, es de carácter. Sólo se le puede atribuir valor a su opinión por el daño que llegan a causar en el seno de cualquier organización con sus consecuencias, pero en absoluto por la seriedad que puedan ofrecer sus juicios. Estos amantes de la seguridad — „La seguridad, ¿es eso la vida?“ preguntaría nuestro general León Degrelle—, que pierden el tiempo observándolo todo cómodamente apoltronados en la molicie, critican sin parar todo lo que pueda hacerse, sea acertado o no, positivo o no, simplemente porque se hace. Y ellos no son capaces de hacer absolutamente nada.
Hay otro tipo de joven, que si bien activo, se mira el ombligo todo el tiempo: ahora tiene que irse a Cuba, en las proximas vacaciones ha quedado con amigos para pasearse por Indochina y si le sobra tiempo igual pasa a dar una palmadita en la espalda. Pero la gravedad de la situación no permite dilapidar una joven vida, energías y posibilidades económicas diversas en el mero turismo de postal.
Se trata de un problema cierto, pero que tiene solución. Sólo hay que crear un muro de contención que les aísle totalmente, basado en la moral de los buenos militantes. Estos integrantes de la “crítica de sofá” son como los forofos del fútbol, que gritan y blasfeman sin parar, puro en ristre, papada gruesa y panza caída, contra cualquiera de los deportistas que sin duda no necesitan lecciones de semejantes aficionados. No, no es aceptable este tipo de crítica de los comodones de la seguridad en la vida.
Cuenta la historia que en la Grecia clásica los antiguos helenos no permitían que los jueces, durante las olimpiadas, ejercieran como tales si no podían demostrar primero que también ellos eran atletas y superaban, o cuando menos igualaban, a los deportistas participantes en las diversas pruebas. De igual modo, no es de ningún modo aceptable la opinión de quien siempre dice “habría que hacer…” y no „estoy haciendo“, de los que hablan de los demás sin examinarse primero ellos mismos para descubrir en lo que realmente se han convertido.
Se dice generalmente que para conocer a los hombres, sólo hay que observar las compañías que frecuentan. Las personas sobrias no se ligan con los borrachos, los cultos con los ordinarios, los decentes con los disolutos, los trabajadores con los vagos o los de espíritu noble con los viles.
“Vivid con los lobos, y aprenderéis a aullar”, dice el proverbio español, un ejemplo sencillo pero gráfico. Vivid con las águilas y aprenderéis a volar alto y de forma majestuosa como ellas, hacedlo con los sapos y os arrastrareis chapoteando en el fango, añadimos nosotros. De igual modo, en la sociedad de los buenos, encontrarán los jóvenes siempre el mejor ejemplo, y en la sociedad de los malos solo se engendrará el mal. Hoy más que nunca resulta —como ha sido siempre— importantísimo aprender de los mejores. El recuerdo de aquellos que se distinguieron por sus nobles pensamientos, grandes obras o actuación ejemplar, obra en nosotros como el viento que trae aire fresco y puro, que eleva sin darnos cuenta nuestras propias obras y tendencias.
Nuestro ambiente es principalmente joven, constituido por jóvenes y dirigido principalmente a los jóvenes. Pero nos guiamos por los ejemplos que nos han dejado en la historia los hombres auténticos y de carácter. Ejemplos que no mueren ni desaparecen, sino que continúan sirviendo de norte y guía a las generaciones posteriores.
Es evidente que emular es útil e incluso necesario. Cada uno de nosotros se ha marcado individualmente un camino personal. Y como grupo de camaradas hemos trazado igualmente una ruta que nos permita alcanzar aquellos valores en los que coinciden los genios de occidente: la nobleza de carácter y la obra que perdure. Las hermosas palabras, las grandes ideas y las acciones que nos legaron aquellos personajes ejemplares, se perpetúan a lo largo de los siglos. No hemos de ser sino una continuación de ellos en la historia.
Pero entre las formas habituales utilizadas por la “crítica de sofá” para justificar su impotencia en el campo del trabajo y la dedicación política, ha tomado especial énfasis la afirmación categórica de que nuestro trabajo no pasa de ser mero diletantismo o incluso un modus vivendi…
Comprendemos perfectamente que hay quien desearía dedicarse sólo a dirigir legiones de merluzos sin ningún tipo de formación cultural o política, manadas de cerebros rapados que padecen una lobotomizacion profunda, para enfrentarse sin miedo a “peligrosos” enemigos que pasean tranquilamente por la calle. Tienen muchas “agallas” al colocar un artefacto explosivo en cualquier librería adversaria —ya que ellos no poseen ninguna librería—, amparándose en la oscuridad y sin ningún riesgo para sus personas. O al darle una paliza a un indigente, un inmigrante recien llegado o a alguien que padece una perturbación de la personalidad reflejada en comportamientos sexuales contra natura. Son lo suficientemente necios para congratularse cuando han reventado un „concierto“ de la extrema izquierda, concierto cuyas ruidosos ritmos, por cierto, en poco se diferencian de los que ellos mismos organizan. Y felicitan a todo el que comulgue con la idea de acabar con “esos desgraciados”. Aún peor, no son pocos que son contados como “de los nuestros“ dedicados en realidad a la violencia gratuita del inframundo futbolístico, ligados al ambiente de la droga, la corrupción, o procedentes incluso de los bajos fondos y con un deleznable aspecto delicuencial. Los que callan son tan culpables como ellos de dicha violencia gratuita, formando parte del problema más que de la solución. De ahí que cada vez me sienta menos de „los nuestros“. Pero en ningún momento ha pasado por su cabeza la idea de que lo importante de nuestra acción política radica, precisamente, en atraer para sí a la totalidad de la comunidad nacional. Pues el nacionalsocialismo fue una idea popular que ha de convertirse en un movimiento de masas.
No, no es de ningún modo admisible este tipo de lucha política. Si el adversario nos vence porque han conseguido convencer a la población y arrastrarla tras de sí y sus estrechas ideas, no se puede permitir que la única respuesta sea la impotente rabieta de unos energúmenos. Rabieta que irresponsablemente daña precisamente a quienes se encuentran inmersos en una lucha política y cultural seria y se esfuerzan por llevar a cabo un trabajo de difusión digno.
Comprendemos también que haya quien amparándose en un falso intelectualismo —y en aquello de que son los elegidos por „la tradición hermética”— quieran permanecer sentaditos y viviendo cómodamente a la espera de que lleguen „los Ovnis de Hitler“ o “el último batallón de Wotan“ y cosas parecidas a sacarnos las castañas del fuego. Otro modelo sale de fabrica con el tic de gritar cada dos por tres “¡Revolución nacional!” en cuatro sitios, pero no han hecho, ni hacen ni harán nunca nada.
Frente a todo ello, la única via seria de acción supone crear nuestros propios medios para difundir nuestro pensamiento y con el ejemplo mostrar nuestra forma de ser, que ha de ser la que aune todos los ideales nobles de nuestra cultura a través de los siglos.
Hemos creado con gran esfuerzo y muchas horas de trabajo —palabra desconocida en el vocabulario de esta “crítica de sofá”— nuestras revistas, editoriales, librerías, webs y blogs, para seguir con incipientes radios y televisiones en internet y otros medios propagandísticos además de una incansable actividad pública en base a artículos, conferencias y mitines. Pero también una ingente cantidad de actividades juveniles, seminarios, campamentos, salidas de montaña y excursiones para cimentar la formación de los militantes que habrán de coger el testigo en las proximas décadas. Si una librería comunista es destruida no importa gran cosa, tienen centenares de ellas y mañana pueden crear otras tantas. Si la redacción de una revista es atacada tampoco importa, las tienen todas y mañana no les costará mucho reconstruir lo destruido y aprovechar además el hecho en su propio beneficio político. Lo importante, lo verdaderamente difícil, lo que cuesta trabajo sin la ayuda de nadie ni el dinero de ningún mecenas es crear nuestros medios de comunicacion propios. Pero la “crítica de sofá”, impotente ante tan árdua tarea, prefiere sembrar la cizaña, con la que calman aparentemente sus conciencias. Es muy fácil comprar cuatro cosas y construir un artefacto para depositario en la entrada de cualquier revista a medianoche. Pero no lo es tanto trabajar cada día ingentes horas para poder dar a luz cualquiera de nuestras publicaciones.
Efectivamente, hemos dado durante décadas mucha importancia a la actividad editorial, exactamente la que tiene. No sólo por su efectividad en la difusión del pensamiento, sino como fuente de ingresos que permitía financiar nuevas ediciones y mantener la infraestructura. Sabemos lo que los comodones opinan sobre lo que debería ser un partido político: una organización uniformada capaz de invadir la calle y dominar por la fuerza al contrincante. Si bien puede ser importante el dominio de la calle, no lo es tanto si esto no conlleva una propaganda convincente para la población y una idea positiva que respalde con los corazones ese pretendido dominio de la calle. Son necesarios, además, una buena organización y unos medios políticos que aseguren el éxito y no por la fuerza sino mediante la superioridad doctrinal.
Y pese a todo hemos estado en la calle durante décadas en Ferias del Libro, Días del libro y en multitud de stands informativos, con y sin uniforme. Hemos formado y formamos a los jóvenes doctrinal y culturalmente, física y espiritualmente. Si damos hoy importancia a la actividad editorial o en internet es porque la tiene, como mañana la puede tener la simple actividad en la calle o en el futuro a nivel de gran partido.
La “critica de sofá” se empeña en afirmar que „solo“ somos una editorial. Fantástico, si todas las editoriales fuesen lo que somos, el mundo estaría regido por editores.
Reunimos en torno nuestro a jóvenes trabajadores y estudiantes. Al no poseer ningún tipo de subvención ni mecenazgo, debemos autofinanciarnos totalmente. Este es pues otro de los motivos de nuestra dedicación al campo editorial. Hay partidos con dinero que pueden permitirse el lujo de gastar su tiempo sólo en actividad pública, hay otros más pequeños y reducidos que sin poseer en cambio grandes sumas de dinero, también se permiten el lujo de derrocharlo íntegramente en una actividad de dudoso éxito. No voy a inmiscuirme en la forma que cada organización elige para quemar sus energías, pero sí exhorto a que cada cual se guarde su opinión sobre cómo tiene que gastarlas cada sector del frente. Con poco, poquísimo dinero, mucho menos del que pueda imaginarse, con algo de organización, racionando los medios y mucho trabajo, hemos conseguido nuevas formas de difusión con las que asegurar una actividad constante y ser capaces de mantener la propaganda. Y entre ellas se encuentra la actividad editorial. Por eso debemos invertir mucho tiempo en ella. “¡Os pasáis el día haciendo libros y revistas!”, vocifera la siempre atenta “critica”… “Más propaganda, más actividad” exigen… ¿De donde creen que proceden una buena parte de nuestros simpatizantes sino de este tipo de actividades culturales?
NUESTRO ESTILO
“No somos de izquierdas ni de derechas, sino de arriba, de tan arriba que los enanos no alcanzan a ver el alcance de nuestra revolución”. Esta ya famosa frase del camarada Bochaca, sigue siendo certera.
Lo que nos hace tan diferentes a los demás es el estilo, una forma característica de ser y estar. La “critica de sofá” también ha tenido algo que decir a este respecto, y ha proclamado muy a menudo que exageramos la cuestión del estilo. Se nos ha tachado de puritanos, de seminaristas, de cursis y con un tono despectivo, dicho precisamente por todos aquellos que carecen del más mínimo de los estilos.
Para los comodones resulta inadmisible que propongamos no fumar, ni beber, ni tatuarse, desrecomedar la caza, evitar los tacos. Nuestro estilo promueve el arte, la música clásica, el amor a los animales, el respeto a sus vidas y lo que representan, a la naturaleza, y muy especialmente a la montaña, por lo bello, duro, sublime y majestuoso de nuestras cimas. Pero todo eso es precisamente lo contrario de lo que en opinión de dicha gente debiera ser un grupo político. Nuestro estilo promueve un buen ambiente cultural frente al primitivismo reinante, un intenso ambiente de trabajo creativo frente a la vacuidad cervecera, auténtica superioridad doctrinal frente al orientalismo y una enmarañada confusión espiritual.
Pero no despreciamos a nadie, sino que ponemos en evidencia a todos aquellos que pretenden justificar la propia inactividad y el propio tedio. Desprecian lo más elevado, porque les hace sentir que son ellos los despreciables.
“EN LOS DUROS TIEMPOS QUE SE AVECINAN, LOS EJEMPLOS SERÁN MÁS IMPORTANTES QUE LOS HOMBRES”.
Efectivamente, el ejemplo de los grandes hombres fue siempre más importante que sus ideas. Y en esta época tan pobre en ejemplos personales estos devienen fundamentales.
Esta es la misión. Sólo es grande aquel que se ha esforzado por dejar una lección de comprensión general, que ha tenido el privilegio y la fuerza moral de servir de guía a sus semejantes. Nuestro actuar debe servir de ejemplo. Ejemplo para todos aquellos jóvenes que todavía quieren descubrir algo nuevo y bello hoy; y mañana a los que miren atrás, escudriñando en la historia para encontrar un ejemplo a seguir.
El ocioso, el ingenioso sin ocupación, es como una jaula donde queda encerrado el espíritu creativo del hombre. El vago, que pese al exceso de trabajo en todos los sectores del frente florece por doquier en nuestras filas, se sentirá siempre insatisfecho y se dejará llevar por cualquier idea absurda. Frente a la teoría oriental de que el estado perfecto es la inacción completa, algo totalmente contrario al espíritu activo del hombre blanco, se opone en nuestra cultura occidental la idea del trabajo creativo y la actividad diligente. El inactivo, el indolente, el vago circunstancial, el “crítico de sofá”, encontrará siempre excusas para continuar siéndolo. “Hay un obstáculo en el camino”, “es difícil“, “me resulta imposible” o bien, “es inútil probarlo, lo he intentado y no ha salido bien, no puedo hacerlo”, son sólo excusas. Para el industrioso, en cambio, resultará inmoral alargar demasiado este estado de inactividad, y se verá invadido además por una sensación de vacuidad de verse obligado a permanecer parado.
Así como el trabajo atrae el trabajo y el bien hacer atrae el bien hacer, nuestro ejemplo y el de todos los jóvenes que con nosotros militan, habrá de traernos el renacimiento de una noble seleccion de personas con una digna forma de ser. ¡Sea!
Extraído de su blog:
https://elcasopedrovarela.wordpress.com/2017/09/24/el-ejemplo-de-los-buenos-ponencia-de-la-conferencia-de-pedro-varela-en-navarra-23-09-2017/
Pedro Varela en la cumbre del monte Alba en el valle de Baztan (Navarra) después de su conferencia del sábado día 23 de septiembre.
“Cuando hayamos oído una vez con qué desdén hablan del hombre más distinguido media docena de imbéciles. Entonces comprenderemos que atribuir mucho valor a la opinión de los hombres es hacerles demasiado honor”.
(Arthur Schopenhauer, Parerga y Paralipomena, capítulo “De lo que se representa”).
A los enemigos que toda organización posee por sí misma, debido a su esencia intrínseca —doctrina política, prestigio de sus mandos, ímpetu de sus militantes, excelencia de sus acciones— hay que sumarle aquellos que lo son por envidia o desidia, incapacidad y egoísmo… „Humano, demasiado humano“ diría el filósofo.
Entre estos podemos hallar un tipo de enemigo característico, nada despreciable y constituido en no pocas ocasiones por viejos conocidos, que se atrincheran en la no acción, excusándose en el „no haya nada que hacer“. Se trata de aquellos que debido a su impotencia frente al trabajo, y carentes de fuerza de voluntad para hacer algo interesante, recurren a la forma más cómoda de justificarse a sí mismos: la excusa de la necesaria seguridad y la crítica. Con ello pretenden disimular precisamente su incapacidad para toda acción creativa o simplemente positiva. Con una absoluta falta de escrúpulos crean un tercer frente, capaz de corroer la moral de lucha de las fuerzas en presencia. Es necesario poseer una conciencia firme de lo que somos y lo que pretendemos para evitar caer en sus desmoralizadoras redes.
Remitiéndonos a Schopenhauer y a su genial Parerga y Paralipomena, no deberíamos atribuir mucho valor a estas gentes, que si de algo carecen, es de carácter. Sólo se le puede atribuir valor a su opinión por el daño que llegan a causar en el seno de cualquier organización con sus consecuencias, pero en absoluto por la seriedad que puedan ofrecer sus juicios. Estos amantes de la seguridad — „La seguridad, ¿es eso la vida?“ preguntaría nuestro general León Degrelle—, que pierden el tiempo observándolo todo cómodamente apoltronados en la molicie, critican sin parar todo lo que pueda hacerse, sea acertado o no, positivo o no, simplemente porque se hace. Y ellos no son capaces de hacer absolutamente nada.
Hay otro tipo de joven, que si bien activo, se mira el ombligo todo el tiempo: ahora tiene que irse a Cuba, en las proximas vacaciones ha quedado con amigos para pasearse por Indochina y si le sobra tiempo igual pasa a dar una palmadita en la espalda. Pero la gravedad de la situación no permite dilapidar una joven vida, energías y posibilidades económicas diversas en el mero turismo de postal.
Se trata de un problema cierto, pero que tiene solución. Sólo hay que crear un muro de contención que les aísle totalmente, basado en la moral de los buenos militantes. Estos integrantes de la “crítica de sofá” son como los forofos del fútbol, que gritan y blasfeman sin parar, puro en ristre, papada gruesa y panza caída, contra cualquiera de los deportistas que sin duda no necesitan lecciones de semejantes aficionados. No, no es aceptable este tipo de crítica de los comodones de la seguridad en la vida.
Cuenta la historia que en la Grecia clásica los antiguos helenos no permitían que los jueces, durante las olimpiadas, ejercieran como tales si no podían demostrar primero que también ellos eran atletas y superaban, o cuando menos igualaban, a los deportistas participantes en las diversas pruebas. De igual modo, no es de ningún modo aceptable la opinión de quien siempre dice “habría que hacer…” y no „estoy haciendo“, de los que hablan de los demás sin examinarse primero ellos mismos para descubrir en lo que realmente se han convertido.
Se dice generalmente que para conocer a los hombres, sólo hay que observar las compañías que frecuentan. Las personas sobrias no se ligan con los borrachos, los cultos con los ordinarios, los decentes con los disolutos, los trabajadores con los vagos o los de espíritu noble con los viles.
“Vivid con los lobos, y aprenderéis a aullar”, dice el proverbio español, un ejemplo sencillo pero gráfico. Vivid con las águilas y aprenderéis a volar alto y de forma majestuosa como ellas, hacedlo con los sapos y os arrastrareis chapoteando en el fango, añadimos nosotros. De igual modo, en la sociedad de los buenos, encontrarán los jóvenes siempre el mejor ejemplo, y en la sociedad de los malos solo se engendrará el mal. Hoy más que nunca resulta —como ha sido siempre— importantísimo aprender de los mejores. El recuerdo de aquellos que se distinguieron por sus nobles pensamientos, grandes obras o actuación ejemplar, obra en nosotros como el viento que trae aire fresco y puro, que eleva sin darnos cuenta nuestras propias obras y tendencias.
Nuestro ambiente es principalmente joven, constituido por jóvenes y dirigido principalmente a los jóvenes. Pero nos guiamos por los ejemplos que nos han dejado en la historia los hombres auténticos y de carácter. Ejemplos que no mueren ni desaparecen, sino que continúan sirviendo de norte y guía a las generaciones posteriores.
Es evidente que emular es útil e incluso necesario. Cada uno de nosotros se ha marcado individualmente un camino personal. Y como grupo de camaradas hemos trazado igualmente una ruta que nos permita alcanzar aquellos valores en los que coinciden los genios de occidente: la nobleza de carácter y la obra que perdure. Las hermosas palabras, las grandes ideas y las acciones que nos legaron aquellos personajes ejemplares, se perpetúan a lo largo de los siglos. No hemos de ser sino una continuación de ellos en la historia.
Pero entre las formas habituales utilizadas por la “crítica de sofá” para justificar su impotencia en el campo del trabajo y la dedicación política, ha tomado especial énfasis la afirmación categórica de que nuestro trabajo no pasa de ser mero diletantismo o incluso un modus vivendi…
Comprendemos perfectamente que hay quien desearía dedicarse sólo a dirigir legiones de merluzos sin ningún tipo de formación cultural o política, manadas de cerebros rapados que padecen una lobotomizacion profunda, para enfrentarse sin miedo a “peligrosos” enemigos que pasean tranquilamente por la calle. Tienen muchas “agallas” al colocar un artefacto explosivo en cualquier librería adversaria —ya que ellos no poseen ninguna librería—, amparándose en la oscuridad y sin ningún riesgo para sus personas. O al darle una paliza a un indigente, un inmigrante recien llegado o a alguien que padece una perturbación de la personalidad reflejada en comportamientos sexuales contra natura. Son lo suficientemente necios para congratularse cuando han reventado un „concierto“ de la extrema izquierda, concierto cuyas ruidosos ritmos, por cierto, en poco se diferencian de los que ellos mismos organizan. Y felicitan a todo el que comulgue con la idea de acabar con “esos desgraciados”. Aún peor, no son pocos que son contados como “de los nuestros“ dedicados en realidad a la violencia gratuita del inframundo futbolístico, ligados al ambiente de la droga, la corrupción, o procedentes incluso de los bajos fondos y con un deleznable aspecto delicuencial. Los que callan son tan culpables como ellos de dicha violencia gratuita, formando parte del problema más que de la solución. De ahí que cada vez me sienta menos de „los nuestros“. Pero en ningún momento ha pasado por su cabeza la idea de que lo importante de nuestra acción política radica, precisamente, en atraer para sí a la totalidad de la comunidad nacional. Pues el nacionalsocialismo fue una idea popular que ha de convertirse en un movimiento de masas.
No, no es de ningún modo admisible este tipo de lucha política. Si el adversario nos vence porque han conseguido convencer a la población y arrastrarla tras de sí y sus estrechas ideas, no se puede permitir que la única respuesta sea la impotente rabieta de unos energúmenos. Rabieta que irresponsablemente daña precisamente a quienes se encuentran inmersos en una lucha política y cultural seria y se esfuerzan por llevar a cabo un trabajo de difusión digno.
Comprendemos también que haya quien amparándose en un falso intelectualismo —y en aquello de que son los elegidos por „la tradición hermética”— quieran permanecer sentaditos y viviendo cómodamente a la espera de que lleguen „los Ovnis de Hitler“ o “el último batallón de Wotan“ y cosas parecidas a sacarnos las castañas del fuego. Otro modelo sale de fabrica con el tic de gritar cada dos por tres “¡Revolución nacional!” en cuatro sitios, pero no han hecho, ni hacen ni harán nunca nada.
Frente a todo ello, la única via seria de acción supone crear nuestros propios medios para difundir nuestro pensamiento y con el ejemplo mostrar nuestra forma de ser, que ha de ser la que aune todos los ideales nobles de nuestra cultura a través de los siglos.
Hemos creado con gran esfuerzo y muchas horas de trabajo —palabra desconocida en el vocabulario de esta “crítica de sofá”— nuestras revistas, editoriales, librerías, webs y blogs, para seguir con incipientes radios y televisiones en internet y otros medios propagandísticos además de una incansable actividad pública en base a artículos, conferencias y mitines. Pero también una ingente cantidad de actividades juveniles, seminarios, campamentos, salidas de montaña y excursiones para cimentar la formación de los militantes que habrán de coger el testigo en las proximas décadas. Si una librería comunista es destruida no importa gran cosa, tienen centenares de ellas y mañana pueden crear otras tantas. Si la redacción de una revista es atacada tampoco importa, las tienen todas y mañana no les costará mucho reconstruir lo destruido y aprovechar además el hecho en su propio beneficio político. Lo importante, lo verdaderamente difícil, lo que cuesta trabajo sin la ayuda de nadie ni el dinero de ningún mecenas es crear nuestros medios de comunicacion propios. Pero la “crítica de sofá”, impotente ante tan árdua tarea, prefiere sembrar la cizaña, con la que calman aparentemente sus conciencias. Es muy fácil comprar cuatro cosas y construir un artefacto para depositario en la entrada de cualquier revista a medianoche. Pero no lo es tanto trabajar cada día ingentes horas para poder dar a luz cualquiera de nuestras publicaciones.
Efectivamente, hemos dado durante décadas mucha importancia a la actividad editorial, exactamente la que tiene. No sólo por su efectividad en la difusión del pensamiento, sino como fuente de ingresos que permitía financiar nuevas ediciones y mantener la infraestructura. Sabemos lo que los comodones opinan sobre lo que debería ser un partido político: una organización uniformada capaz de invadir la calle y dominar por la fuerza al contrincante. Si bien puede ser importante el dominio de la calle, no lo es tanto si esto no conlleva una propaganda convincente para la población y una idea positiva que respalde con los corazones ese pretendido dominio de la calle. Son necesarios, además, una buena organización y unos medios políticos que aseguren el éxito y no por la fuerza sino mediante la superioridad doctrinal.
Y pese a todo hemos estado en la calle durante décadas en Ferias del Libro, Días del libro y en multitud de stands informativos, con y sin uniforme. Hemos formado y formamos a los jóvenes doctrinal y culturalmente, física y espiritualmente. Si damos hoy importancia a la actividad editorial o en internet es porque la tiene, como mañana la puede tener la simple actividad en la calle o en el futuro a nivel de gran partido.
La “critica de sofá” se empeña en afirmar que „solo“ somos una editorial. Fantástico, si todas las editoriales fuesen lo que somos, el mundo estaría regido por editores.
Reunimos en torno nuestro a jóvenes trabajadores y estudiantes. Al no poseer ningún tipo de subvención ni mecenazgo, debemos autofinanciarnos totalmente. Este es pues otro de los motivos de nuestra dedicación al campo editorial. Hay partidos con dinero que pueden permitirse el lujo de gastar su tiempo sólo en actividad pública, hay otros más pequeños y reducidos que sin poseer en cambio grandes sumas de dinero, también se permiten el lujo de derrocharlo íntegramente en una actividad de dudoso éxito. No voy a inmiscuirme en la forma que cada organización elige para quemar sus energías, pero sí exhorto a que cada cual se guarde su opinión sobre cómo tiene que gastarlas cada sector del frente. Con poco, poquísimo dinero, mucho menos del que pueda imaginarse, con algo de organización, racionando los medios y mucho trabajo, hemos conseguido nuevas formas de difusión con las que asegurar una actividad constante y ser capaces de mantener la propaganda. Y entre ellas se encuentra la actividad editorial. Por eso debemos invertir mucho tiempo en ella. “¡Os pasáis el día haciendo libros y revistas!”, vocifera la siempre atenta “critica”… “Más propaganda, más actividad” exigen… ¿De donde creen que proceden una buena parte de nuestros simpatizantes sino de este tipo de actividades culturales?
NUESTRO ESTILO
“No somos de izquierdas ni de derechas, sino de arriba, de tan arriba que los enanos no alcanzan a ver el alcance de nuestra revolución”. Esta ya famosa frase del camarada Bochaca, sigue siendo certera.
Lo que nos hace tan diferentes a los demás es el estilo, una forma característica de ser y estar. La “critica de sofá” también ha tenido algo que decir a este respecto, y ha proclamado muy a menudo que exageramos la cuestión del estilo. Se nos ha tachado de puritanos, de seminaristas, de cursis y con un tono despectivo, dicho precisamente por todos aquellos que carecen del más mínimo de los estilos.
Para los comodones resulta inadmisible que propongamos no fumar, ni beber, ni tatuarse, desrecomedar la caza, evitar los tacos. Nuestro estilo promueve el arte, la música clásica, el amor a los animales, el respeto a sus vidas y lo que representan, a la naturaleza, y muy especialmente a la montaña, por lo bello, duro, sublime y majestuoso de nuestras cimas. Pero todo eso es precisamente lo contrario de lo que en opinión de dicha gente debiera ser un grupo político. Nuestro estilo promueve un buen ambiente cultural frente al primitivismo reinante, un intenso ambiente de trabajo creativo frente a la vacuidad cervecera, auténtica superioridad doctrinal frente al orientalismo y una enmarañada confusión espiritual.
Pero no despreciamos a nadie, sino que ponemos en evidencia a todos aquellos que pretenden justificar la propia inactividad y el propio tedio. Desprecian lo más elevado, porque les hace sentir que son ellos los despreciables.
“EN LOS DUROS TIEMPOS QUE SE AVECINAN, LOS EJEMPLOS SERÁN MÁS IMPORTANTES QUE LOS HOMBRES”.
Efectivamente, el ejemplo de los grandes hombres fue siempre más importante que sus ideas. Y en esta época tan pobre en ejemplos personales estos devienen fundamentales.
Esta es la misión. Sólo es grande aquel que se ha esforzado por dejar una lección de comprensión general, que ha tenido el privilegio y la fuerza moral de servir de guía a sus semejantes. Nuestro actuar debe servir de ejemplo. Ejemplo para todos aquellos jóvenes que todavía quieren descubrir algo nuevo y bello hoy; y mañana a los que miren atrás, escudriñando en la historia para encontrar un ejemplo a seguir.
El ocioso, el ingenioso sin ocupación, es como una jaula donde queda encerrado el espíritu creativo del hombre. El vago, que pese al exceso de trabajo en todos los sectores del frente florece por doquier en nuestras filas, se sentirá siempre insatisfecho y se dejará llevar por cualquier idea absurda. Frente a la teoría oriental de que el estado perfecto es la inacción completa, algo totalmente contrario al espíritu activo del hombre blanco, se opone en nuestra cultura occidental la idea del trabajo creativo y la actividad diligente. El inactivo, el indolente, el vago circunstancial, el “crítico de sofá”, encontrará siempre excusas para continuar siéndolo. “Hay un obstáculo en el camino”, “es difícil“, “me resulta imposible” o bien, “es inútil probarlo, lo he intentado y no ha salido bien, no puedo hacerlo”, son sólo excusas. Para el industrioso, en cambio, resultará inmoral alargar demasiado este estado de inactividad, y se verá invadido además por una sensación de vacuidad de verse obligado a permanecer parado.
Así como el trabajo atrae el trabajo y el bien hacer atrae el bien hacer, nuestro ejemplo y el de todos los jóvenes que con nosotros militan, habrá de traernos el renacimiento de una noble seleccion de personas con una digna forma de ser. ¡Sea!
Extraído de su blog:
https://elcasopedrovarela.wordpress.com/2017/09/24/el-ejemplo-de-los-buenos-ponencia-de-la-conferencia-de-pedro-varela-en-navarra-23-09-2017/
jueves, 5 de octubre de 2017
Empresas Catalanas Separatistas
La farmacéutica Grifols, lleva apoyando de forma abierta el reto secesionista desde 2014. De hecho, fue el primer gran empresario en tomar partido a favor de este.

El holding Agrolimen, propietario del grupo alimentario Gallina Blanca, y sus productos como Yatekomo, pertenece a una de las grandes familias catalanas más independentistas, los Carulla. Entre ellos destaca Artur Carulla, presidente del grupo, muy cercano al expresidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, y que ha expresado de forma abierta su apoyo a la ruptura con España. Los Carulla son además copropietarios del diario Ara, uno de los periódicos cuya línea editorial ha sido tradicionalmente más partidaria de la secesión. El holding familiar de los Carulla vendió el año pasado las cadenas de comida rápida Pans & Company y Bocatta al grupo portugués Ibersol, totalmente ajeno a los poscionamientos independentistas de los anteriores propietarios.
Antón Raventós, presidente de la empresa de mensajería Unipost, ha demostrado su apoyo a la independencia con hechos. Esta firma era la encargada de enviar el material para la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre, que fue incautado por la Guardia Civil. Se da la circunstancia de que en octubre de 2016 esta firma recibió un préstamo de entre tres y cuatro millones de euros por parte de la Generalitat, según informó Economía Digital. Este dinero le permitió hacer frente al pago de las nóminas, debido a la mala situación por la que pasa.
El apoyo de Unipost ha salpicado a la conocida bodega de cava Codorniú. Esta empresa es propiedad de la familia Raventós, si bien Antón sólo posee el 1%. La compañía vitivinícola se ha desmarcado de Unipost y sus posicionamientos políticos. Y conocido por todos la compañia Nutrexpa a la que pertenecen productos como Cola Cao, La Piara, Phoskitos, Miel San Francisco, Nocilla, Paladín, Okey, Cacaolat.





También se une a esta lista la empresa de transporte en frío Stef.
Aprilia, patrocinador del independentista Aleix Espargaró.
Cava Sant Jordi, a favor de la independencia.
Ginebra Marianna, a favor de la independencia.

Banco Sabadell financia la web independentista "ElNacional" que hace apología del golpe de Estado.
Sportium casa de apuestas perteneciente al grupo Circa a favor de la independencia.
Vinos Vall Llach, pertenece al diputado, empresario y millonario Luis Llach a favor de la independencia.
Pizzas de Mercadona (Hacendado) producidas por Casa Tarradellas a favor de la independencia.



Fútbol Club Barcelona a favor de la independencia.
Productos catalanes en general
Y llegados a este punto, donde ya hay un intento de ruptura declarado, una entrada de este blog llamada "Sobre separadores y separatistas", publicada hace unos 16 meses, en la que se instaba a no hacer una generalización en el boicot a los productos catalanes, hoy está en entre dicho, si como medida de presión se quiere tomar para ser tenida den cuenta tanto económica como estadísticamente, ya que parece que los separatistas piensan mucho más con el bolsillo que con la cabeza.
http://ideasdefuerza.blogspot.com.es/2016/06/sobre-separadores-y-separatistas.html
Por eso se añaden ahora productos producidos en Cataluña en general y sus alternativas. La decisión es vuestra, aunque lo realmente necesario es no apoyar a las empresas separatistas. Hay que seguir recordando que en Cataluña siguen resistiendo una gran parte de la población ajena al separatismo.
Los datos han sido recogidos de diversos medios, todos en la red.
miércoles, 4 de octubre de 2017
El último discurso de Joseph Goebbels
"... Si nuestros enemigos imponen su voluntad, la humanidad naufragara en un mar de sangre y de lagrimas. Habrá guerras y mas guerras que se sucederán prácticamente sin interrupción. Sin duda serán mas reducidas y mas aisladas geopolíticamente que esta guerra porque ya nadie se atreverá tan irresponsablemente a provocar una hecatombe semejante a la actual. Pero si bien podrán ser guerras mas reducidas serán tanto mas deshonrosas. El honor en el campo de batalla será definitivamente sepultado por la fría y sistemática decisión de matar y destruir a cualquier precio."
"Los hombres se mataran por poseer las cosas mas superfluas y banales. Las plutocracias naufragaran en una desesperada carrera por dar cada vez mas lujos a la humanidad corrompida por la molicie. Al final las plutocracias terminaran por no poder dar de comer a una población cada vez mas numerosa. Habrá otra vez hambre de desocupados. Y vendrá otra vez el bolcheviquismo a ofrecer tentadora mente las mismas soluciones falsas que nos ofrecieron a nosotros durante ese monstruoso monumento al fracaso y a la ignominia que fuera la república de noviembre."
"Y aquellos que querrán poner remedio a este estado de cosas no tendrán otra alternativa que volver la vista hacia lo que nosotros hicimos y hacia aquello por lo cual seguiremos peleando hasta el amargo final. Aquellos que quieran mejorar este mundo decadente y corrupto tendrán que comprender plutocracia y bolcheviquismo no son los dos únicos caminos transitables para redimir a la Humanidad de la miseria y el fracaso. Por que hay un tercer camino que es el nuestro, que es lo único y el mejor y que es aquel que Adolf Hitler nos señalara."
"Vendrán hombres que aun sin mencionarnos, porque les estará prohibido o porque temerán hacerlo, intentaran transitar por este camino nuestro. Y serán combatidos y traicionados al igual que nosotros lo fuimos. Pero al final VENCEREMOS porque lo bueno y lo verdadero siempre triunfa en este mundo".
Berlín, 19 de abril de 1945.
JOSEPH GOEBBELS.
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