lunes, 31 de octubre de 2016
Sobre el progreso y el mito del hombre prometeico
Uno de los mitos más comunes en la sociedad occidental es precisamente el del hombre prometeico. Aquel que todo lo puede porque todo lo tiene; quien es superior a sus predecesores por la simple cuestión tecnológica o material. La arrogancia e inconsciencia que desprende todo aquel que padece de esta telaraña intelectual, no sólo no tiene límites, sino que, como veremos a continuación, el hombre moderno se ensancha el pecho proclamando sus principios.
No hay que ser ningún intelectual para poner la vista en el actual occidente y darse cuenta de que toda seña de vida espiritual ha muerto en dicha sociedad, y todo aquel baluarte, por mínimo que sea, es eliminado del ocio entre los comunes. Todo rastro de trascendencia occidental, tradición, o energía no-material ha desaparecido. Aquel occidente que un día fue la cuna de grandes artistas y genios de toda índole, ahora desaparece en el olvido, aunque recordado por aquellos que rememoramos su historia con amargura.
Entre muchas, una de las más inciertas creencias de nuestro tiempo es pensar que nuestra historia y nuestra existencia es mejor que la de nuestros antiguos, dado que las capacidades materiales son mayores, ignorando así toda forma de trascendencia espiritual de carácter anti-material. Este “modus vivendi” desarraiga cada vez más al hombre de sus ataduras espirituales hacia su tierra y hacia toda identidad colectiva, y con ello, las costumbres y tradiciones de su pueblo, indiferentemente de cual sea este.
La conexión mística del espíritu del individuo con la tierra que han trabajado y defendido sus ancestros, no se corta fácilmente, pero se trata de un proceso paulatino de manejo de masas, cortando toda relación con la trascendencia y guiando a los individuos hacia lo meramente económico, material y - en el caso del liberalismo democrático -, hacia lo momentáneo.
Los motivos etno-religiosos de los que se valen las élites financieras para este proceso son variados. Existen varios “¿Por qué?”, sin embargo prima la estrategia en la que, el hombre – carente de fe y espíritu tradicional y colectivo, aquel que vive para el momento, que camina vacío entre iguales y sin ningún objetivo más que el propio beneficio – es infinitamente más maleable que el hombre tradicional, con transmisión de estos, cuyo último pensamiento es lo material, pues carece de trascendencia espiritual y no hay lazos místicos que lo aten al consumismo que caracteriza nuestros días, dado que este es síntoma de lo más banal del ser humano y de su aspecto menos trascendente.
Ante la postura moderna y contemplativa del hombre moderno frente a la decadencia de valores del mundo occidental, quienes nos negamos a afrontar el problema de manera lejana, no nos queda más que asumir la postura del guerrero, que lejos de ver como su historia y los muros de su tradición decaen, puede tomar las armas contra la involución espiritual humana y convertirse en un haz de luz, una piedra en el zapato contra el mundo moderno. Esta postura es la llamada ‘’Postura del Kshatriya’’, término extraído de las antiguas castas hindúes, que representa a aquellos quienes representaban la función verdaderamente política.
Si bien concebir el mundo moderno como un enemigo a batir es difícil, aún lo es más concebirlo como algo omnisciente, que consume todo cuanto se propone con facilidad y asegura su existencia sin ninguna clase de perseverancia y con una facilidad sin igual. ¿Cómo combatir pues contra un enemigo que avanza cual enfermedad a tal velocidad? Es una de las más llamativas cuestiones.
Dado que el mundo moderno es un enemigo interior, que asienta sus pilares en la facilidad de corromper las convicciones tradicionales de los individuos a través de una serie de estrategias políticas y sociológicas, el principio de reconocer los principios que sujetan nuestras tradiciones ancestrales como modelos a seguir y como pilares inmutables, que evolucionan y se transmiten de manera natural y prácticamente instintiva, es un punto de partida sólido, y que unido a la voluntad de los hombres sujetos a la tradición puede ser capaz de crear un baluarte espiritual como élite que supere y desarme todo principio hedonista característico del mundo moderno.
Por Santiago González. Extraído de Pueblo Indómito:
http://puebloindomito.blogspot.com.es/2014/12/sobre-el-progreso-y-el-mito-del-hombre.html
domingo, 30 de octubre de 2016
La Gaita y la Lira
"¡Cómo tira de nosotros! Ningún aire nos parece tan fino como el de nuestra tierra; ningún césped más tierno que el suyo; ninguna música comparable a la de sus arroyos. Pero... ¿no hay en esa succión de la tierra una venenosa sensualidad? Tiene algo de fluido físico, orgánico, casi de calidad vegetal, como si nos prendieran a la tierra sutiles raíces. Es la clase de amor que invita a disolverse. A ablandarse. A llorar. El que se diluye en melancolía cuando plañe la gaita. Amor que se abriga y se repliega más cada vez hacia la mayor intimidad; de la comarca al valle nativo; del valle al remanso donde la casa ancestral se refleja; del remanso a la casa; de la casa al rincón de los recuerdos.
Todo eso es muy dulce, como un dulce vino. Pero también, como en el vino, se esconden en esa dulzura embriaguez e indolencia.
A tal manera de amar, ¿puede llamarse patriotismo? Si el patriotismo fuera la ternura afectiva, no sería el mejor de los humanos amores. Los hombres cederían en patriotismo a las plantas, que les ganan en apego a la tierra. No puede ser llamado patriotismo lo primero que en nuestro espíritu hallamos a mano. Es elemental impregnación en lo telúrico. Tiene que ser, para que gane la mejor calidad, lo que esté cabalmente al otro extremo, lo más difícil; lo más depurado de gangas terrenas; lo más agudo y limpio de contornos; lo más invariable. Es decir, tiene que clavar sus puntales, no en lo sensible, sino en lo intelectual.
Bien está que bebamos el vino dulce de la gaita, pero sin entregarle nuestros secretos. Todo lo que es sensual dura poco. Miles y miles de primaveras se han marchitado, y aún dos y dos siguen sumando cuatro, como desde el origen de la creación. No plantemos nuestros amores esenciales en el césped que ha visto marchitar tantas primaveras; tendámoslos, como líneas sin peso y sin volumen, hacia el ámbito eterno donde cantan los números su canción exacta.
La canción que mide la lira, rica en empresas porque es sabia en números.
Así, pues, no veamos en la patria el arroyo y el césped, la canción y la gaita; veamos un destino, una empresa. La patria es aquello que, en el mundo, configuró una empresa colectiva. Sin empresa no hay patria; sin la presencia de la fe en un destino común, todo se disuelve en comarcas nativas, en sabores y colores locales. Calla la lira y suena la gaita. Ya no hay razón –si no es, por ejemplo, de subalterna condición económica– para que cada valle siga unido al vecino. Enmudecen los números de los imperios –geometría y arquitectura– para que silben su llamada los genios de la disgregación, que se esconden bajo los hongos de cada aldea."
- José Antonio Primo de Rivera -
sábado, 29 de octubre de 2016
Partido Ibérico El partido político que propugna la unión de España, Portugal y Andorra
Liderada por Casemiro Calderón (ex PSOE) y Paulo Gonçalves, la formación plantea la unificación de los servicios públicos y bancos centrales
El sueño de José Saramago renace seis años después de su muerte. El Partido Íber español y el Movimento Ibérico portugués se acaban de fusionar en una única formación, el Partido Ibérico, que salta al ruedo político con la intención de reivindicar la unión de España y Portugal.
Su gran objetivo es que un día llegue a existir un país llamado Iberia, una confederación que muchos ciudadanos lusos anhelan y cuya esencia se plasma ahora en la denominada «Declaración de Lisboa».
Se ha estrenado este peculiar interlocutor político con un liderazgo bicéfalo: el español Casemiro Calderón (ex PSOE) y el portugués Paulo Gonçalves.
No se pone en marcha la iniciativa con meras elucubraciones utópicas, sino que optan por el pragmatismo y una ristra de medidas concretas.
En realidad, defienden el protagonismo de una Comunidad Ibérica de Naciones, con un tercer miembro: Andorra. Entre sus prioridades, figura la eliminación de duplicidades.
Así, plantean la unificación de los servicios públicos, la seguridad social, el espacio radioeléctrico, organismos reguladores del mercado y bancos centrales, creación de ligas deportivas ibéricas, convalidación automática de títulos educativos y la promoción de la enseñanza bilingüe hispano-lusa.
Una batería de propuestas que se basa en que «juntos somos más fuertes y viviremos mejor». Además, expresan su convencimiento de que «la suma de ambas economías aumentaría nuestro poder de negociación con la Comisión Europea y nos supondría ganar PIB, población y superficie».
Por si acaso, proclaman con claridad: «Rechazamos la integración de Portugal en España y defendemos que la construcción de Iberia sea obra tanto de Portugal como de España y Andorra bajo los principios de igualdad, de no duplicidad de costes y de beneficio mutuo».
El Partido Ibérico se confiesa proclive a la instauración de los tres idiomas oficiales: español, portugués y catalán. «Abogamos por un acuerdo entre el Instituto Cervantes y el Instituto Camoes para el uso de sus infraestructuras comunes», argumentan.
Su vocación se refrenda con la apelación a unas palabras de Unamuno, deseoso de superar «el choque entre la arrogancia española y la desconfianza portuguesa».
Artículo de Francisco Chacón publicado en ABC:
http://www.abc.es/espana/abci-nace-partido-iberico-propugna-union-espana-portugal-y-andorra-201610051520_noticia.html
El sueño de José Saramago renace seis años después de su muerte. El Partido Íber español y el Movimento Ibérico portugués se acaban de fusionar en una única formación, el Partido Ibérico, que salta al ruedo político con la intención de reivindicar la unión de España y Portugal.
Su gran objetivo es que un día llegue a existir un país llamado Iberia, una confederación que muchos ciudadanos lusos anhelan y cuya esencia se plasma ahora en la denominada «Declaración de Lisboa».
Se ha estrenado este peculiar interlocutor político con un liderazgo bicéfalo: el español Casemiro Calderón (ex PSOE) y el portugués Paulo Gonçalves.
No se pone en marcha la iniciativa con meras elucubraciones utópicas, sino que optan por el pragmatismo y una ristra de medidas concretas.
En realidad, defienden el protagonismo de una Comunidad Ibérica de Naciones, con un tercer miembro: Andorra. Entre sus prioridades, figura la eliminación de duplicidades.
Así, plantean la unificación de los servicios públicos, la seguridad social, el espacio radioeléctrico, organismos reguladores del mercado y bancos centrales, creación de ligas deportivas ibéricas, convalidación automática de títulos educativos y la promoción de la enseñanza bilingüe hispano-lusa.
Una batería de propuestas que se basa en que «juntos somos más fuertes y viviremos mejor». Además, expresan su convencimiento de que «la suma de ambas economías aumentaría nuestro poder de negociación con la Comisión Europea y nos supondría ganar PIB, población y superficie».
Por si acaso, proclaman con claridad: «Rechazamos la integración de Portugal en España y defendemos que la construcción de Iberia sea obra tanto de Portugal como de España y Andorra bajo los principios de igualdad, de no duplicidad de costes y de beneficio mutuo».
El Partido Ibérico se confiesa proclive a la instauración de los tres idiomas oficiales: español, portugués y catalán. «Abogamos por un acuerdo entre el Instituto Cervantes y el Instituto Camoes para el uso de sus infraestructuras comunes», argumentan.
Su vocación se refrenda con la apelación a unas palabras de Unamuno, deseoso de superar «el choque entre la arrogancia española y la desconfianza portuguesa».
Artículo de Francisco Chacón publicado en ABC:
http://www.abc.es/espana/abci-nace-partido-iberico-propugna-union-espana-portugal-y-andorra-201610051520_noticia.html
viernes, 28 de octubre de 2016
jueves, 27 de octubre de 2016
miércoles, 26 de octubre de 2016
Somidentitaris, nuevo partido de Josep Anglada en Cataluña
Carta de presentación de SOMI
Todos somos conscientes del peligro que afrontamos de perder nuestra identidad. Ha llegado la hora de decir en voz alta y sin miedo lo que todos pensamos: que ya es suficiente, que los de casa somos primero y no los inmigrantes. Con tu ayuda, todos juntos podremos decidir el futuro de nuestro país.
Frente a todos los demás partidos, que son encarnizados partidarios de la inmigración masiva, que la han favorecido hasta ahora y la seguirán favoreciendo, Somos Identitarios te ofrece una oportunidad única y casi definitiva de elegir el modelo de sociedad donde a ti te gustaría más vivir, donde hubiera más seguridad ciudadana y un mejor control de la inmigración.
Pedimos que se cumpla la Ley de Extranjería, que todo trabajador extranjero que entre lo haga con un contrato de trabajo real y un sueldo justo y digno, con igualdad de derechos y obligaciones de todos los inmigrantes legales en nuestro país. Exigimos que las bandas de delincuentes sean cerradas en prisión, la expulsión inmediata de todos los inmigrantes il • legales y la aplicación de medidas para que el problema no se descontrole más.
Somos Identitarios se dirige a todos los ciudadanos que ya no se sienten representados por los partidos de siempre, en temas tan importantes como la inmigración il • legal, la baja natalidad, la delincuencia, el desempleo, la inseguridad ciudadana o la degradación de nuestros barrios .
Con Somos Identitarios nace una nueva esperanza y si te sientes identificado / a con nuestras propuestas, te invito a participar de este proyecto ético al servicio del ciudadano antes de que sea demasiado tarde, y esto nos hará ganar y hará ganar a todos los catalanes .
Extraido de: http://somidentitaris.cat/
Todos somos conscientes del peligro que afrontamos de perder nuestra identidad. Ha llegado la hora de decir en voz alta y sin miedo lo que todos pensamos: que ya es suficiente, que los de casa somos primero y no los inmigrantes. Con tu ayuda, todos juntos podremos decidir el futuro de nuestro país.
Frente a todos los demás partidos, que son encarnizados partidarios de la inmigración masiva, que la han favorecido hasta ahora y la seguirán favoreciendo, Somos Identitarios te ofrece una oportunidad única y casi definitiva de elegir el modelo de sociedad donde a ti te gustaría más vivir, donde hubiera más seguridad ciudadana y un mejor control de la inmigración.
Pedimos que se cumpla la Ley de Extranjería, que todo trabajador extranjero que entre lo haga con un contrato de trabajo real y un sueldo justo y digno, con igualdad de derechos y obligaciones de todos los inmigrantes legales en nuestro país. Exigimos que las bandas de delincuentes sean cerradas en prisión, la expulsión inmediata de todos los inmigrantes il • legales y la aplicación de medidas para que el problema no se descontrole más.
Somos Identitarios se dirige a todos los ciudadanos que ya no se sienten representados por los partidos de siempre, en temas tan importantes como la inmigración il • legal, la baja natalidad, la delincuencia, el desempleo, la inseguridad ciudadana o la degradación de nuestros barrios .
Con Somos Identitarios nace una nueva esperanza y si te sientes identificado / a con nuestras propuestas, te invito a participar de este proyecto ético al servicio del ciudadano antes de que sea demasiado tarde, y esto nos hará ganar y hará ganar a todos los catalanes .
Extraido de: http://somidentitaris.cat/
martes, 25 de octubre de 2016
Frente al comunismo - Ramiro Ledesma Ramos
Teníamos que ser nosotros, surgidos de lo más hondo del coraje hispánico, fieles a nuestra época, con un programa postliberal en cada mano, quienes con mejor eficacia combatiésemos la sociedad y el Estado comunistas.
Odiamos el espíritu liberal burgués, trasnochado y mediocre, pero nuestro enemigo fundamental, aquel cuyo mero estar ahí significa siluetearse el combate con nosotros, es el comunismo.
Frente al comunismo, con su carga de razones y de eficacias, colocamos una idea nacional, que él no acepta, y que representa para nosotros el origen de toda empresa humana de rango airoso. Esa idea nacional entraña una cultura y unos deberes históricos que reconocemos como nuestro patrimonio más alto.
El comunista es un ser simple, casi elemental, que acepta sin control unas verdades económicas no elaboradas por él y da a ellas su vida íntegra. El fraude que realiza de ese modo trasciende de su orbe individual para convertirse, si triunfa ese sistema, en el fraude total de un pueblo que deserta de sus destinos y juega al peligro del caos.
No puede esto tolerarse. Nosotros aceptamos el problema económico que planteó el marxismo. Frente a la economía liberal y arbitraria, el marxismo tiene razón. Pero el marxismo pierde todos sus derechos cuando despoja al hombre de los valores eminentes. Y le señala un tope minúsculo, que detiene sus impulsos. Los partidos socialistas de todo el mundo resuelven esas limitaciones recayendo en el viejo liberalismo que ellos vinieron precisamente a destruir y superar.
Los partidos comunistas, en cambio, aceptan todas las consecuencias, y creen que el marxismo es capaz de asumir todos los mandos. Pero un pueblo es algo más que un conglomerado de preocupaciones de tipo económico, y si de un modo absoluto se hacen depender de los sistemas económicos vigentes los destinos todos de ese pueblo, se recae en mediocre usurpación.
Tienen lugar hoy en la historia hechos radicales que tienden precisamente a la defensa y exaltación de esos valores supremos que el comunismo aparta de su ruta. Nosotros andamos en la tarea de resucitar en España un tipo así de actuación pública.
Porque los momentos españoles de ahora son tremendos y decisivos. Se quiere conmocionar al país para una Revolución de juguete, y se dejan a un lado los motivos revolucionarios de carácter social e histórico que son la médula de las revoluciones. ¿Qué se pretende con eso? España debe ir, sí, a una Revolución. Pero auténtica y de una pieza, a realizar cosas de alto porte y a expresar su voz en el hacer universal.
Para ello hay que abordar, no eludir, las cuestiones de tipo social. Entregarse a ellas. Acabar con las crisis agrarias. Reglamentar y articular la producción industrial. Pero de cara. A la vista de los intereses supremos del Estado.
Hay que hacer una revolución en España para estimular al pueblo a que de una vez se ponga en marcha. Al servicio, como hemos repetido y repetiremos, de una ambición nacional. Todo lo demás, las algaradas y los conatos revolucionarios para copiar las gestas viejas de nuestros abuelos, son despreciables e inmorales entretenimientos de un sector de burgueses, despreciables e inmorales.
Todos esos caprichos de los burócratas de espíritu corto no nos importarían nada si no significasen el abrir y cerrar de ojos de la fiera comunista. Que está ahí, contra lo que creen los miopes.
Y podemos decirlo con valentía. Preferimos, desde luego, un régimen soviético al predominio imbécil de la patrulla del morrión. Si no creyéramos con firmeza que triunfará hoy en Occidente –y particularmente en España– el espíritu nacional y social que propugnamos, nosotros desertaríamos. A los gritos huecos y a las majaderías solapadas de la mediocridad liberaloide preferimos el sacrificio heroico del comunista, que por lo menos se encara con el presente y trata de realizar su vida del mejor modo que puede.
Frente al comunismo no hay sino una fidelidad de cada gran pueblo a sus destinos. Entregarse a la época sin temores, aceptando lo que exige de heroísmo, de lucha y de lealtad.
Frente a la empresa comunista cabe la empresa nacional. El hundir las uñas en el palpitar más hondo. El sentirse llamado a la genial elaboración de elaborar humanidad plena.
La Conquista del Estado de Ramiro Ledesma Ramos Madrid, 28 de marzo de 1931, número 3, página 2.
Extraído de Pueblo Indómito:
http://puebloindomito.blogspot.com.es/2015/08/frente-al-comunismo.html
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